En el debut oficial de Carlo Ancelotti al mando de la selección brasileña, Ecuador logró un empate sin goles que supo a poco para los locales. Con presión alta, fuerza física y orden, la Tri desdibujó a una Brasil irreconocible. El resultado acerca a Ecuador al Mundial y deja dudas sobre el nuevo ciclo del técnico italiano.
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El estadio Monumental de Guayaquil fue el escenario de un partido sin goles pero lleno de mensajes. Ecuador no solo empató con Brasil: lo dominó, lo encimó y lo incomodó como pocas veces se ha visto en la historia reciente de las Eliminatorias. Sin Enner Valencia ni Leonardo Campana, Sebastián Beccacece apostó por un tridente móvil con Minda, Yeboah y Angulo. No había un “9” clásico, pero sí una idea clara: asfixiar a la pentacampeona desde la salida.
Brasil, con Vinícius Jr. como único foco de peligro, tuvo momentos esporádicos de amenaza. El resto fue una sombra. Casemiro, Gerson y Guimarães fueron anulados por el despliegue de Moisés Caicedo, el verdadero dueño del mediocampo. Ecuador ocupó todos los espacios y mantuvo el balón lejos de su arco. La Tri presionó, recuperó y distribuyó, pero no logró resolver en el último tercio. Angulo se atrevió, Minda lo intentó, y Rodríguez aportó físico en los minutos finales, pero el gol nunca llegó.
Del otro lado, Ancelotti apostó por un 4-3-3 que no supo salir del encierro. Sus retoques fueron más estéticos que tácticos. La falta de peso ofensivo fue evidente. Ecuador se mantuvo firme con una defensa sólida: Pacho e Hincapié ganaron todos los duelos importantes. Valle no pasó apuros. Brasil, por el contrario, pareció resignada a sobrevivir.
El punto le permite a Ecuador llegar a 24 unidades y mantenerse como escolta en la tabla. El martes, visitará a Perú con la ilusión intacta. Brasil sigue en zona de clasificación, pero dejó claro que necesita mucho más si quiere aspirar a lo que su historia exige.