Deportes

Djokovic eterno: castiga a Zverev y reta a Sinner en semifinales

Anto Fuenzalida

Periodista

Djokovic espera a Sinner en las semifinales de Roland Garros
A los 38 años, Novak Djokovic derrota al número 3 del mundo con una lección de estrategia y coraje. Se niega a desaparecer del tenis.

Djokovic eterno. No importa la edad, el rival ni el contexto: el serbio resiste y castiga. Alexander Zverev lo comprobó este miércoles en Roland Garros, cuando el 24 veces campeón de Grand Slam lo venció por 4-6, 6-3, 6-2 y 6-4 para avanzar a semifinales. Allí lo espera Jannik Sinner, actual número uno del mundo, que apenas tenía seis años cuando ‘Nole’ levantó su primer grande.

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Djokovic ha sobrevivido a generaciones. Vio a Federer colgar la raqueta, a Nadal despedirse en París, a Murray luchar contra su cuerpo, y a Del Potro irse entre lágrimas. Todos se han ido. Menos él. A sus 38 años, Novak no solo sigue compitiendo: sigue ganando. Esta vez, lo hizo con una clase magistral de inteligencia táctica ante un Zverev que comenzó mejor, pero terminó perdido.

El alemán dominó con autoridad el primer set. Saques potentes, derechas pesadas y un ritmo imposible de seguir. Parecía cuestión de tiempo. Pero Djokovic tiene un pacto con el tiempo. Lo frena, lo dobla, lo ignora. A mitad del segundo set, viró el rumbo con una herramienta inesperada: la dejada. Golpe tras golpe, el serbio lo enredó con un revés corto que ejecutó más de 30 veces con precisión quirúrgica. El plan funcionó. Zverev se frustró. Djokovic se elevó.

Hubo intercambios de más de 40 golpes. Quejidos, gritos, silencios. El alemán sintió que se le escapaba. El serbio ya había estado ahí antes. Lo conocía todo. Convirtió el desgaste en ventaja y volvió a imponer su ley, como tantas otras veces.

Este Roland Garros pudo ser su despedida, pero ha resultado ser un renacimiento. Su temporada en arcilla era un desastre: caídas tempranas en Montecarlo y Madrid, dudas por todos lados. Pero cambió de entrenador, ganó confianza en Ginebra, y ahora está a dos partidos de otro título.

Djokovic eterno. Eso es lo que queda. Pase lo que pase ante Sinner, la leyenda no se retira: se reinventa. Y siempre vuelve.

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