La derrota de la U ante Audax Italiano dejó mucho más que un 3-1. El lado B del partido mostró tensiones, un accidentado homenaje y hasta un amor fugaz con Eduardo Vargas.
Lee también: La «U» perdió con Audax y mira a lo lejos a Coquimbo
El Estadio Nacional recibió un ambiente sorprendentemente calmo en la previa, con hinchas azules compartiendo saludos con los itálicos. Sin embargo, esa tranquilidad no duró demasiado. Azul Azul instaló rejas extras para evitar incidentes, luego de lo ocurrido en el encuentro contra Unión Española en Ñuñoa, aunque la medida no detuvo la creatividad de la barra brava, que volvió a encender bombas de humo, bengalas y hasta una fogata en el codo sur.
El homenaje a Bastián Farías, exjugador del club en divisiones menores y recientemente fallecido, terminó opacado: el minuto de silencio se interrumpió rápidamente y dejó un sabor amargo en la previa del encuentro.
El centro de atención pasó luego a Eduardo Vargas. El exídolo azul, vestido con la camiseta de Audax, fue ovacionado por la hinchada en su ingreso y en su gol, pidió disculpas en vez de celebrarlo. Pero cuando fue reemplazado, la paciencia se acabó y la misma parcialidad que lo aplaudió terminó abucheándolo. El romance con el “Turboman” duró lo que un par de aplausos.
En lo futbolístico, la U se vio desarmada por las lesiones. Cristóbal Muñoz abandonó en camilla por una posible rotura del tendón de Aquiles, mientras que Israel Poblete salió con molestias musculares. Estos golpes obligaron a improvisar en la defensa, donde Audax no perdonó y concretó un 2-0 en menos de cinco minutos.
Aunque Lucas Assadi y Di Yorio dieron algo de esperanza con el descuento, el cierre fue lapidario: Valencia selló el 3-1 final en medio de la desesperación azul. Así, el cuadro laico no solo perdió puntos claves, sino que también acumuló heridas dentro y fuera de la cancha.