El proceso de Ricardo Gareca al mando de la selección chilena llegó a su fin tras consumarse la eliminación de La Roja del Mundial de 2026. Con apenas una victoria en 13 partidos oficiales, la gestión del técnico argentino deja un saldo marcado por resultados insuficientes, decisiones tácticas erráticas y una desconexión creciente con la hinchada y el entorno futbolístico nacional.
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Gareca asumió en enero de 2024 con el objetivo de reencauzar un proceso que ya mostraba signos de desgaste. En sus primeros encuentros amistosos, el equipo logró algunas señales positivas, con triunfos ante Albania y Paraguay y una ajustada derrota ante Francia. Sin embargo, el rendimiento en competencias oficiales fue alarmante. En la Copa América 2024, Chile quedó eliminada en la fase de grupos sin convertir goles, tras empatar con Perú y Canadá y caer ante Argentina. En la clasificatoria sudamericana, el equipo terminó último, sumando apenas 10 puntos.
UN RENDIMIENTO POR DEBAJO DE LO ESPERADO
Durante su mandato, Gareca dirigió 13 encuentros oficiales, con un registro de una victoria, cuatro empates y ocho derrotas, alcanzando un 17,9% de rendimiento. El único triunfo fue ante Venezuela, mientras que el equipo sufrió caídas históricas, como la derrota ante Bolivia en Santiago, que puso fin a una racha de más de tres décadas invictos ante ese rival como local.
En el plano táctico, el cuerpo técnico fue ampliamente cuestionado por constantes cambios de esquema, alineaciones sorpresivas y una aparente falta de lectura de los partidos. En duelos clave, como frente a Perú o Bolivia, se mantuvieron decisiones que fueron duramente criticadas por la prensa y el medio futbolístico, como la ausencia de sustituciones en momentos críticos o la ubicación de jugadores fuera de posición.
UNA RENOVACIÓN INCOMPLETA
Aunque Gareca manifestó su intención de impulsar una renovación, el proceso fue inconsistente. Algunos históricos como Claudio Bravo, Alexis Sánchez y Mauricio Isla fueron parte del plantel en etapas clave, mientras que otros, como Arturo Vidal, quedaron al margen hasta ser convocados de emergencia. En paralelo, jóvenes como Lucas Cepeda y Fabián Hormazábal brillaron en oportunidades esporádicas, lo que dejó la impresión de que los cambios respondían más a la urgencia que a un plan estructurado.
DESPEDIDA SIN RESPUESTAS
Tras la derrota en La Paz que selló la eliminación de Chile, Gareca se despidió sin realizar un análisis deportivo del proceso ni responder preguntas. En su declaración final, entregó un extenso mensaje de agradecimiento a dirigentes, funcionarios y jugadores, destacando el respaldo recibido durante su estadía.
“Intentamos pelear hasta el final todo. Nos sentimos muy contenidos en toda nuestra estadía en Chile. Quiero agradecer públicamente a los muchachos y a los dirigentes por el respaldo que nos dieron hasta las últimas consecuencias. Y quiero dejar bien en claro que nunca hubo un tema económico. Jamás en ningún lado he hecho juicio a nadie”, expresó.
También valoró el ambiente interno en Pinto Durán y el trato recibido por la hinchada. “Más allá de que los resultados no se han dado, nunca cambiamos nuestra forma de ser ni nosotros hacia ellos ni ellos hacia nosotros. Siempre fuimos bien recibidos, hubo un respeto más allá de las críticas”, agregó, antes de cerrar: “No voy a contestar preguntas porque no tiene sentido”.
UN CIERRE SIN RUMBO DEFINIDO
Con esto concluye uno de los ciclos más breves y decepcionantes de la selección chilena en el último tiempo. La Roja enfrentará nuevamente un periodo de reconstrucción, con la mirada puesta en el recambio generacional y en la definición de un nuevo cuerpo técnico que logre recuperar el rumbo tras una tercera eliminación consecutiva del Mundial.