La primera rueda del Campeonato Nacional terminó con un episodio que reabrió una discusión conocida. El estado de las canchas en Chile. En Talcahuano, Huachipato y Palestino igualaron 2-2 en un duelo que, más allá del resultado, quedó marcado por las condiciones del terreno de juego, gravemente afectado por las lluvias que azotaron la región del Biobío.
Las imágenes que dejó el partido fueron lamentables. Charcos enormes en la cancha, un balón que no podía rodar, futbolistas sin poder controlar y correr con la pelota. Pero, ¿por qué se jugó el partido? Fue por la decisión del árbitro principal, José Cabero, quien autorizó el desarrollo del compromiso tras inspeccionar la cancha, como establece el reglamento.
Más allá de que el partido se desarrollara con evidentes dificultades para ambos equipos, lo que más sorprendió llegó después. En su informe oficial, el juez Cabero calificó como “bueno” el estado del campo de juego. No hubo mención a las zonas inundadas ni a la evidente afectación por el temporal. Tampoco se consignó ninguna observación respecto a irregularidades visibles.
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La decisión nadie la entiende. En la transmisión oficial se observaron varias jugadas frustradas por el agua estancada, impidiendo que la pelota rodara con normalidad o que los jugadores pudieran desplazarse con fluidez.
Históricamente, el estadio de Huachipato —actualmente denominado Estadio Huachipato CAP Acero— fue reconocido por su buen drenaje, incluso bajo intensas lluvias. Sin embargo, en los últimos años, su rendimiento ha mermado. No es la primera vez que, tras una jornada de precipitaciones intensas, el recinto presenta complicaciones para desarrollar el fútbol con normalidad.
¿QUÉ DICE EL REGLAMENTO?
La ANFP establece en su artículo 102° del reglamento que, una vez iniciado un encuentro, solo el árbitro designado puede suspenderlo si lo estima necesario. Bajo lo mismo, el artículo 103°, número 1) señala que el juez podrá interrumpir un partido si el campo “carece de condiciones mínimas para continuarlo”.
