Una nueva despedida enluta al fútbol chileno. Este miércoles falleció a los 95 años Braulio Musso, una de las grandes glorias de Universidad de Chile y del histórico plantel de la Roja que alcanzó el tercer lugar en el Mundial de 1962. Con su partida, el fútbol nacional pierde no solo a un referente deportivo, sino también a una figura humana admirada por generaciones.
Musso fue el último capitán del Ballet Azul aún con vida. Jugó toda su carrera en Universidad de Chile, donde disputó 391 partidos oficiales y marcó 81 goles, cifras que lo ubican entre los diez máximos referentes estadísticos del club. Ganó cinco títulos nacionales (1959, 1962, 1964, 1965 y 1967), y fue tres veces elegido como el mejor puntero derecho del fútbol chileno.
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MÁS QUE UN FÚTBOLISTA
Nacido en Limache en 1930, Musso llegó a la U a los 21 años tras ser descubierto en el fútbol amateur de La Calera. En una época en que el fútbol no era profesional a tiempo completo, combinó su carrera deportiva con su trabajo en el Banco del Estado.
En cancha, se destacaba por su liderazgo y su seriedad, cualidades que él mismo reconocía. “La seriedad y el sentido organizativo me permitieron ayudar a muchos”, dijo en una entrevista con la revista Estadio. También se describía con humor: “Tengo mal genio y soy exigente. Sergio Navarro decía que, si no lo retaba, es porque había jugado bien”.
Musso fue parte del proceso completo rumbo al Mundial de 1962, y aunque no jugó minutos en la Copa, fue parte de la nómina que logró el tercer lugar, uno de los hitos más importantes en la historia del fútbol chileno. En la Roja anotó goles en partidos ante Perú, Bélgica y España.
Además, se formó como monitor junto a Fernando Riera, recibiendo la máxima calificación en su curso. Su figura fue constantemente homenajeada por Universidad de Chile y la ANFP en las últimas décadas, y hasta avanzada edad participó activamente en actos conmemorativos del Mundial del 62.
Con la muerte de Braulio Musso, la historia viva del fútbol chileno pierde a otro de sus protagonistas más nobles. El capitán eterno del Ballet Azul y testigo de una de las gestas más grandes de la Roja, deja un legado imborrable en la memoria de Universidad de Chile y del país futbolero. Solo cinco integrantes de aquel plantel mundialista permanecen con vida.
