Arabia Saudí, embarcada en un ambicioso plan de desarrollo multimillonario para diversificar su economía y organizar el Mundial de Fútbol de 2034, es escenario de un grave patrón de muertes de trabajadores migrantes. Así lo denunciaron este miércoles Human Rights Watch (HRW) y FairSquare, dos organizaciones que publicaron investigaciones separadas con hallazgos alarmantes.
Los informes relatan decenas de fallecimientos por electrocuciones, accidentes de tráfico y caídas, entre otros motivos, sufridos por obreros provenientes de países como India, Bangladesh y Nepal. Muchos de esos casos no fueron debidamente investigados, lo que impide a las familias acceder a compensaciones y conocer con claridad las causas de muerte.
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ABANDONO Y EXTORSIÓN
HRW documentó situaciones extremas. En un caso, un trabajador bangladesí murió electrocutado, pero el empleador retuvo el cuerpo como forma de presión para que la familia aceptara un entierro local a cambio de una compensación económica. Otro grupo familiar, según la investigación, esperó casi 15 años para recibir algún tipo de indemnización del gobierno saudí.
“La urgencia de implementar protecciones básicas de derechos laborales es total”, declaró Minky Worden, directora de iniciativas globales de HRW, en diálogo con The Associated Press. Worden hizo un llamado directo tanto al gobierno saudí como a la FIFA, que sigue adelante con su proyecto de Mundial en el reino.
SIN RESPUESTAS OFICIALES
FairSquare, por su parte, investigó la muerte de 17 trabajadores nepalíes en los últimos 18 meses. Su conclusión fue tajante: sin rendición de cuentas, el número de muertes seguirá creciendo. «En algunos casos, hay familias siendo perseguidas por prestamistas por los préstamos que su (difunto) esposo o padre tomó para migrar al Golfo», señaló James Lynch, codirector del grupo.
Las autoridades saudíes, contactadas por diversos medios internacionales, no respondieron a las solicitudes de comentarios sobre los informes.
MUNDIAL 2034
La polémica crece justo cuando Arabia Saudí se prepara para ser la sede del Mundial 2034, un evento que requerirá infraestructura a gran escala. Más estadios, más carreteras, más alojamiento y, por ende, más mano de obra migrante.
La FIFA compartió una carta enviada a HRW en la que defiende la elección del país anfitrión, y cita supuestos compromisos saudíes para crear “un sistema de bienestar para los trabajadores” y fortalecer su colaboración con la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Sin embargo, las promesas no se traducen en acciones concretas, según los grupos de derechos humanos. “No hay un comité como el que estableció Qatar para supervisar los sitios de construcción de la FIFA”, advirtió Worden. “Qatar sí tenía políticas concretas como seguro de vida y protección contra el calor. Esas no están en vigor ahora” en territorio saudí, agregó.
LECCIONES NO APRENDIDAS
El caso de Qatar, sede del Mundial 2022, dejó un antecedente preocupante. Las críticas internacionales sobre las condiciones laborales en ese país empujaron a sus autoridades a implementar ciertas reformas. Aunque tardías, incluyeron la creación del Comité Supremo, responsable de monitorear las obras y garantizar ciertas condiciones básicas.
Pero Arabia Saudí ni siquiera ha dado ese paso inicial, según HRW. Y la escala de los proyectos ligados al Mundial 2034, sumados al megaproyecto de la ciudad futurista Neom, amplifica el riesgo de un desastre humanitario silencioso.
Los informes se publicaron apenas un día después de un gesto político significativo: el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, acompañó al expresidente de EE. UU., Donald Trump, durante una visita oficial a Arabia Saudí, donde ambos se reunieron con el príncipe heredero Mohammed bin Salman.