En octubre de 2021, tras ser reelecto como presidente de la ANFP, Pablo Milad dejaba clara su confianza: “No hay ninguna excusa para no ir al Mundial”. Tres años después, la Selección Chilena no solo quedó fuera de la Copa del Mundo, sino que ocupa el último lugar en las Eliminatorias, dejando unas de las actuaciones más mediocres de los últimos tiempos.
El balance es lapidario. Con una oportunidad única donde seis clasifican de manera directa, uno va a repechaje y solo tres quedan eliminados, La Roja demostró su peor cara.
La promesa se convirtió en un nuevo episodio de frustración para el fútbol nacional, y el dirigente curicano enfrenta hoy una de las peores crisis de su mandato.
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CRÍTICAS DESDE DENTRO
La presión crece dentro de Quilín. La frase “todo se habla”, que Milad lanzó esta semana al ser consultado sobre una eventual salida anticipada, encendió las alarmas. Aunque luego aclaró que no está en sus planes dimitir, el daño ya está hecho: la desconfianza se ha instalado.
Al interior del Consejo de Presidentes, el respaldo a Milad ha mermado drásticamente. Algunos dirigentes que lo apoyaron en su reelección ahora lo critican abiertamente. Uno de ellos es Juan Tagle, timonel de Universidad Católica, quien señaló: “Cuesta un poco aconsejarlo. Muchas veces no me han hecho caso. La comunicación hacia la opinión pública es muy deficiente”.
Más duro fue Jorge Contador, presidente de Coquimbo Unido, quien en marzo declaró: “No ha logrado los objetivos. Me parece que cuando uno no logra lo que se propone, el trabajo, por muchas ganas que uno le ponga, no da frutos”.
FÚTBOL JOVEN, DEUDA ECONÓMICA Y ERRORES
Uno de los temas más sensibles que arrastra la administración de Milad es el recorte en la inversión del fútbol formativo. En 2023, el presupuesto alcanzaba los $3.488 millones anuales; este año se redujo a $3.134 millones. Para los clubes, esto representa una contradicción con el discurso de renovación generacional.
La ANFP responsabiliza a la pérdida del contrato con casas de apuestas, quienes habían sido un pilar económico. La ruptura con estos auspiciadores —tras la declaración de ilegalidad del vínculo por parte del gobierno— afectó directamente al financiamiento de los torneos juveniles.
Además, se cuestiona que la ANFP no haya defendido el contrato. “Lo acusan de no dar pelea”, explican desde la interna. Lo cierto es que desde entonces, la búsqueda de nuevos patrocinadores ha sido infructuosa, y varios acuerdos históricos, como el que existía con Coca-Cola, se han perdido.
GOLPE MILLONARIO
Otro flanco crítico es el fallo del Centro de Arbitraje de la Cámara de Comercio de Santiago, que ordenó a la ANFP pagar más de $25.800 millones a Warner Bros. Discovery por incumplimientos contractuales durante el estallido social y la pandemia.
La indemnización debe ser financiada por los clubes: los de Primera División aportarán cerca de $18 millones mensuales; los de Primera B, unos $9 millones. La decisión de ir a arbitraje en lugar de negociar también generó roces. Aunque la ANFP actuó como intermediaria —ya que no recibe ingresos por este concepto ni debe cubrir la deuda—, muchos clubes consideran que Milad debió anticipar una salida menos gravosa.
CANDIDATOS EN ESPERA
Con la elección presidencial programada para noviembre de 2026, algunos nombres ya comienzan a perfilarse. El actual vicepresidente de la ANFP, Jorge Yunge, aparece como un candidato natural, aunque él evita confirmar su interés.
También se menciona a Fernando Aguad, directivo de Palestino, valorado por su perfil empresarial y su rol en el fortalecimiento del club de La Cisterna. César Villegas, de Deportes Limache, también ha sido sondeado. Algunos ya forman grupos de conversación, e incluso existe un chat de WhatsApp entre presidentes que discuten el futuro del fútbol chileno a diario.
“Estamos trabajando para ayudar a Milad, no para sacarlo. No veo a Pablo saliendo antes del plazo estipulado”, aclara un dirigente que participa en esas conversaciones. Sin embargo, la realidad indica que el capital político del exintendente del Maule se erosiona cada semana.
RUIDO CON EL GOBIERNO
Otra piedra en el zapato ha sido el enfrentamiento con el Ejecutivo. El presidente Gabriel Boric fue tajante en su última cuenta pública: “Sacamos poco con que el Estado cumpla su parte si los clubes y la ANFP no asumen las obligaciones que les impone la ley”.
La respuesta de Milad no se demoró en llegar: “El Gobierno ha instrumentalizado el fútbol como una forma de distraer los temas de seguridad. Nunca fuimos escuchados por Estadio Seguro”.
Sin embargo, sus palabras no fueron bien recibidas por el ministro de Justicia y Seguridad Pública, Luis Cordero, quien replicó: “La respuesta del presidente de la ANFP no es la de un representante de una organización civil, sino la de un político activo. Si es así, mejor sincerarlo”.
VACÍOS ESTRUCTURALES
Actualmente, la ANFP lleva más de seis meses sin gerente general tras la salida de Pablo Silva, y aún no hay reemplazante. La estructura está debilitada y muchos clubes lamentan la falta de coordinación y visión.
Uno de los momentos más criticados fue el anuncio de la separación entre la ANFP y la Federación de Fútbol de Chile, dado sin previo aviso al Consejo de Presidentes. “El proceso de separación ya ha comenzado con el acompañamiento de Conmebol”, dijo Milad entonces. Pero el anuncio causó más confusión que respaldo.
La era Milad parece acercarse a un punto de inflexión. Pese a que aún restan más de 17 meses para las elecciones, el clima dentro del fútbol chileno ha cambiado. La eliminación del Mundial no fue solo un revés deportivo; fue el catalizador de un desgaste institucional profundo.
Las grietas en Quilín ya no se ocultan, y muchos se preguntan si Milad llegará al final de su mandato con el respaldo necesario para gobernar.