Paraguay se acerca al Mundial tras vencer por 2-0 a Uruguay en Asunción. En un partido donde los dirigidos por Daniel Garnero ofrecieron una clase de fútbol directo y defensivo. En contraste, la Celeste de Marcelo Bielsa volvió a naufragar entre la intensidad inicial y sus ya habituales desajustes defensivos. La Albirroja sumó tres puntos vitales que la dejan al borde de asegurar su cupo para 2026.
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El encuentro comenzó con una Uruguay dominante. Presionó arriba, manejó el balón y parecía instalarse en campo rival con autoridad. Pero esa ilusión duró poco. A los 12 minutos, un desajuste en la zaga celeste permitió que Matías Galarza abriera el marcador. El golpe fue más emocional que táctico: Uruguay perdió el orden, la iniciativa y el control.
Paraguay, fiel a su libreto histórico, retrocedió líneas y se abroqueló en dos bloques de cuatro. Cerró todos los espacios, cortó cada avance con falta o presión y apostó a transiciones rápidas. No necesitó posesión ni lucidez: solo orden, entrega y oportunismo.
Uruguay, sin Valverde, Bentancur ni Darwin Núñez, mostró un equipo plano, sin chispa, sin desborde y sin plan B. Los cambios de Bielsa no alteraron la dinámica. Ni Piquerez por izquierda ni el debutante Rodrigo Zalazar ofrecieron variantes. La Celeste se tornó predecible, lenta y vulnerable.
Ya en el segundo tiempo, otro error no forzado liquidó el trámite. Nández y Araujo fallaron en la salida, Enciso aprovechó la indecisión, forzó el penal y lo transformó en el 2-0 final. Fue el sello a un partido que Paraguay jugó como quiso, y que Uruguay entregó sin ideas.
A los albirrojos les bastó con ser disciplinados y oportunos. Los uruguayos, en cambio, pagaron caro cada error y quedaron en zona de repechaje. El martes deberán vencer a Venezuela si no quieren complicarse aún más el camino.