Mientras Chile se prepara para recibir el Mundial Sub-20 a partir de septiembre, la tensión empieza a subir en una de las ciudades que albergará la cita. Rancagua, confirmada como una de las cuatro sedes del torneo junto a Santiago, Valparaíso y Talca, alzó la voz este jueves a través de su alcalde, Raimundo Agliati, quien acusó abandono por parte del Gobierno y advirtió que el evento “corre serio riesgo”.
FIFA MIRA CON LUPA
El torneo juvenil más importante del planeta se jugará en canchas nacionales y traerá a las futuras estrellas del fútbol. Por lo mismo, la FIFA ha enviado varias delegaciones a Chile para supervisar el avance de las obras. Si bien los requisitos no alcanzan el nivel de un Mundial adulto, en Zúrich exigen canchas e instalaciones de primer nivel.
Esa presión recae hoy sobre los hombros del Comité Organizador Local y de las autoridades regionales. Y en Rancagua, donde ya se trabaja para recibir el evento, aseguran estar haciendo su parte… solos.
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RANCAGUA INVIERTE
“Rancagua cumple, pero el Gobierno sigue ausente: el Mundial Sub-20 corre serio riesgo”, disparó Agliati en un comunicado. Y no se quedó ahí. El jefe comunal detalló que los centros de entrenamiento designados para las selecciones —el Estadio Patricio Mekis y el Complejo Deportivo Nororiente— están siendo refaccionados únicamente con fondos municipales.
“Pese a los anuncios hechos en 2024 por autoridades nacionales y regionales, el apoyo del Estado ha sido inexistente, poniendo en riesgo la realización del evento en la ciudad”, denunció.
AGLIATI EMPLAZA
El alcalde fue más allá y pidió al Ejecutivo sincerar su compromiso con el torneo. “Un Mundial no es responsabilidad exclusiva de una ciudad: es una tarea país. Y si no se cumple con los estándares FIFA, el evento corre riesgo de no realizarse. Esa responsabilidad no será del municipio, sino del Estado y de sus autoridades que decidieron no sumarse”, reclamó.
Según el edil, ninguna institución del Gobierno ha aportado recursos para las mejoras, a pesar de haber comprometido su apoyo hace un año. “El Gobierno debe sincerar su postura. O se suma y aporta de manera concreta, o deberá asumir la responsabilidad de que este evento fracase por falta de compromiso institucional. Nosotros ya hemos hecho nuestra parte. Es momento de pensar en grande, y sobre todo, de pensar en Rancagua”, concluyó.