Con el ambiente cargado tras días de tensión, Jorge Almirón apareció en la sala de prensa del Estadio Monumental, pero no dijo una sola palabra sobre su futuro. El técnico de Colo Colo cumplió solo con el protocolo para evitar sanciones de la ANFP, dejando una postal tan simbólica como inquietante en medio de las negociaciones por su salida del club.
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La imagen fue tan insólita como reveladora: Jorge Almirón ingresó este sábado a la sala de prensa del Estadio Monumental tras la victoria 4-1 de Colo Colo sobre Unión Española. Se sentó, tomó el micrófono y con apenas unas palabras, se despidió. “Cumplo con venir para que no sancionen al club. No voy a responder nada más. Buenas noches”, lanzó antes de retirarse en completo silencio.
El gesto no fue casual ni menor. Jorge Almirón y Colo Colo atraviesan un punto de quiebre, donde las tensiones con Blanco y Negro se han hecho públicas. La concesionaria alba ya ha hecho hasta tres ofertas para rescindir anticipadamente su contrato. El DT argentino no ha aceptado ninguna, exigiendo el cumplimiento total del vínculo que lo une al club hasta fines de 2026.
A todo esto, se suma una citación vigente ante el Tribunal de Disciplina de la ANFP por su ausencia en conferencia de prensa tras el empate con Ñublense. De ahí que su presencia este sábado, aunque muda, fuera estratégica: evitar una sanción adicional al club.
Desde el entorno del DT, el malestar es evidente. Su representante, Pablo del Río, declaró que ha habido una “exposición innecesaria” por parte de la dirigencia, y que las filtraciones sobre su posible salida han sido manejadas de forma poco profesional. “Jorge sigue trabajando como siempre, con compromiso total. El cariño de los hinchas lo mantiene firme”, comentó el agente.
Pese al ruido, Almirón sigue contando con respaldo interno. Daniel Morón, gerente deportivo, lo apoya, y el bloque Vial mantiene sus cuatro votos a favor de su continuidad. Así, mientras la dirigencia presiona por un cierre anticipado, el DT se aferra a su contrato y al afecto de los hinchas, quienes este sábado celebraron los goles abrazándolo efusivamente.
En un escenario incierto, su sola presencia –aunque sin respuestas– envió un mensaje claro: el técnico sigue ahí, resistiendo en medio del vendaval institucional.