Al menos 56 personas perdieron la vida este domingo en el sudeste de Guinea, después de una serie de protestas violentas en un estadio de fútbol que rápidamente derivaron en una estampida mortal. El trágico suceso ocurrió tras una polémica decisión arbitral durante un partido de fútbol, lo que desató la furia de los aficionados del equipo visitante, el Labé.
Las movilizaciones, que comenzaron con lanzamientos de piedras hacia el campo de juego, culminaron en una avalancha humana cuando los espectadores, tratando de huir del caos, intentaron salir del estadio. Según un comunicado oficial del gobierno, los servicios hospitalarios confirmaron un saldo provisional de 56 muertos, aunque los medios locales reportaron que la cifra podría ser mucho mayor, llegando a más de 100 fallecidos.
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VIOLENCIA EN LAS GRADAS
La situación empeoró cuando la policía, en un intento por controlar a los manifestantes, lanzó gases lacrimógenos, lo que provocó aún más pánico entre los espectadores. Algunos, en un intento desesperado por escapar, corrieron hacia las salidas y causaron la estampida mortal.
Además, grupos de aficionados enfurecidos invadieron el campo y vandalizaron la estación de policía de N’Zerekore, incendiando el edificio en medio de la violencia.
Testigos que se encontraban en el hospital el domingo informaron que la situación era desoladora. “Los cuerpos están alineados hasta donde alcanza la vista. La morgue está llena”, dijo un médico local bajo anonimato a los medios internacionales.
POLÉMICA ARBITRAL Y CLIMA POLÍTICO
Si bien el altercado inició por una controvertida decisión arbitral que desató la furia de miles de seguidores del equipo Labé, el fondo del descontento es aún más profundo.
El partido, parte de un torneo organizado en honor al líder de la junta militar de Guinea, Mamadi Doumbouya, se enmarcó en un contexto de creciente tensión política.
Doumbouya, quien tomó el poder tras un golpe de Estado en 2021, ha mantenido una transición prolongada y se ha distanciado de su promesa de devolver el poder a un gobierno civil en 2024. En su lugar, la junta ha mostrado intenciones de mantenerse en el poder, generando una creciente oposición interna y una represión contra la disidencia política.
Guinea, rica en recursos naturales, ha sido gobernada durante décadas por regímenes autoritarios. El golpe de Doumbouya fue uno de una serie de ascensos militares en África Occidental en los últimos años, que incluyen a Mali, Burkina Faso y Níger. El país sigue luchando con la pobreza y la inestabilidad, mientras su presidente de facto avanza hacia las elecciones presidenciales de 2025, a pesar de la resistencia y la creciente presión internacional.
UNA TRAGEDIA QUE SACUDE A GUINEA
La violencia en N’Zerekore, una ciudad de aproximadamente 200.000 habitantes, es un recordatorio de las tensiones que continúan afectando a Guinea, donde la represión y el descontento popular crecen a medida que el país lucha por encontrar estabilidad. La tragedia en el estadio ha dejado una cicatriz en la nación, con un número de víctimas aún incierto y un panorama político cada vez más volátil.
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— Está Pasando (@EstaPasando_CL) December 2, 2024