Nacional y economía

Depresión posparto masculina: Una experiencia compartida

María Fernanda Pavez

Depresión postparto masculina: Una experiencia compartida
Decir que la depresión postparto es un problema que solo puede afectar a las mujeres es absolutamente falso. Los papás también pueden sufrir las repercusiones de la llegada de una nueva vida y, al parecer, es cada vez más común.

Como equipo de prensa conocimos a Raúl en la investigación de un tema que nada tenía que ver con la salud mental, pero estuvo presente y colaborando durante toda esa jornada. Entre pausas de reporteo se acerca a nosotros y con un volumen de voz muy bajo pregunta: ¿Han investigado sobre la depresión posparto masculina?

Antes que podamos responder nos demuestra su conocimiento con admirable seguridad: “Afecta a alrededor del 2 y el 25% de la población entre el embarazo y el primer año de vida. Aumenta el 50% si la mamá padece depresión”, aseguró.

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El manejo de datos duros deja en evidencia su vasto dominio en ese complejo problema, el que, aunque fue descubierto hace años consideramos resulta necesario abordar.

Les puedo ayudar en todo lo que quieran saber, pero sin que puedan reconocerme, porque para mí no es fácil y cuantos menos sepan es mejor”.

La depresión posparto masculina es un trastorno afectivo donde quienes han sido padres recientemente manifiestan síntomas de tristeza, llantos y aislamiento social.

“TODO CAMBIÓ DRÁSTICAMENTE”

Una investigación de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile arrojó que la prevalencia de depresión posparto en los hombres es alrededor del 10%. Sin embargo, agregó que se ha visto que cuando la mujer sufre de depresión posparto, la prevalencia en el hombre sube a entre 25% y 50%.

No solo porque los hombres no hayan pasado por el proceso de gestación, parto y cambios que implica el comienzo de la maternidad quiere decir que no puedan atravesar momentos complejos o críticos en su vida al recibir a un nuevo integrante a la familia.

Con mi esposa nos costó mucho embarazarnos, fueron muchos meses de tratamiento en los que estuvimos a punto de bajar los brazos; más de tres años intentando. Recurrimos a todas las opciones que nos ayudaran a conseguir nuestro objetivo y lo logramos. La espera fue muy intensa y larga, lo único que quería era conocer a mi princesa”, expresó Raúl.

Poco después del primer mes todo cambió drásticamente. Creo que era la primera vez que tenía pensamientos y sentimientos de tanta tristeza, soledad y rechazo hacia mí. Amaba a mi niña y a mi pareja, pero no me hacían bien, me ponía mal estar cerca de ellas y, además, yo me sentía poca cosa”, agregó.

FACTORES GATILLANTES

Las causas específicas de la depresión posparto masculina podemos dividirlas en dos factores. El primero es el biológico, que puede ser consecuencia de la disminución de varias hormonas, como la testosterona y la oxitocina.

En los factores psicológicos los gatillantes pueden ser que la gestante sufra depresión posparto. La aparición de este trastorno se dispara si se producen cambios en la relación de pareja, sensación de abandono o falta de soporte emocional por parte de la familia.

Otro motivo que se hace necesario no obviar es que el hombre se sienta excluido del cuidado de su bebé, es decir, la idea de no poder participar en el desarrollo de tareas como cargarlo, cambiar pañales o hacerlo dormir, sólo por dar algunos ejemplos.

La psicóloga María Francisca Villagrán sostiene que los síntomas de la depresión posparto son bastante similares a los de la depresión.

Pueden ir desde un estado de falta de ánimo, poca motivación, insomnio, dificultad para conciliar el sueño, falta de concentración, aumento o disminución significativa del apetito, sentimiento de soledad, culpa y sensación de abandono, entre muchos otros”, dice.

La principal diferencia entre la depresión típica y la posnatal es que, si la primera puede ocurrir en cualquier momento, la segunda ocurre, por lo general, tras el nacimiento.

Es necesario señalar que la depresión posparto masculina se puede desencadenar en cualquier momento tras la llegada del lactante. Regularmente, durante el primer o segundo año de nacimiento y no solo durante los primeros meses”, manifiesta la profesional.

FELICIDAD Y ANGUSTIA

Al avanzar la conversación nuestro entrevistado manifiesta no saber qué más decir ni contar. A modo de apoyo nos entrega la posibilidad de dialogar con su esposa para que sea ella quien pueda enriquecer el testimonio de una vivencia. Un problema de salud mental que Raúl aún no supera del todo.

Efectivamente, Cristina relata con mayor detalle el recuerdo de lo que debieron experimentar con la depresión posparto masculina.

Lo noté con una mayor irritabilidad y lo relacioné con la falta de sueño. Nuestra hija despertaba 5 o 6 veces en la noche y ninguno descansaba lo que se considera como apropiado”, explica.

Luego lo veía llorar mucho por las noches, hasta el punto de imaginar que pasaba una tragedia y no me quería decir. Luego vinieron más discusiones, no querer comer, aislamiento y llegadas en la madrugada. Lo relacioné con que tenía una amante porque me había puesto fea y no podía dedicarme a otra cosa más que a la maternidad”, agrega.

Exploté, le dije que sabía lo que pasaba y que quería que se fuera. Primero me dijo que se iría y mientras guardaba sus cosas estalló en llanto. Era como el llorar de un niño, con sollozos, temblor en su cuerpo completo y ahogo. Fue impactante, ahí me di cuenta de que la cosa era grave”, detalla Cristina.

«PREFIEREN CALLAR»

Como todo gran cambio, es normal que nuestra salud mental se vea afectada al iniciar la paternidad. Después de todo, puede ser un momento emotivo, pero también abrumador, con modificaciones en casi todos los aspectos de la vida, desde la rutina diaria, la relación con la pareja, hasta la higiene del sueño.

Una vez distinguidas o evidenciadas las señales de algo emocionalmente anómalo es vital recurrir a atención con especialistas en salud mental.

El psiquiatra Fernando Alvarado es enfático en manifestar que es indispensable comenzar un tratamiento médico con especialistas que le ayuden a controlar y a manejar los pensamientos y emociones que le alteran.

A continuación, plantea: “Los hombres en específico se muestran reticentes a admitir que sufren un cuadro que, por lo general, se les atribuye a las mujeres”.

Es por eso que muchas veces prefieren callar o hacer caso omiso al consejo de sus más cercanos. Es lamentable que aun en 2024 existan personas que prefieran vivir y experimentar las consecuencias de los problemas como la depresión postparto por no poner en riesgo su masculinidad. Estoy totalmente seguro que este tipo de experiencia es más común de lo que se cree, pero no se admite”, añade.

“NO TE HACE MÁS DÉBIL”

Desesperada por no saber lo que estaba pasando le conté todo a mi matrona y ella no dudó en asegurar que se trataba de depresión postparto de hombres”, narra Cristina.

Prosigue: “No había pensado en eso, pero tenía toda la razón. Al volver a casa lo primero que le dije al gordo era que pidiéramos hora el psicólogo. Teníamos la teoría de un diagnóstico y cuando se la dije se molestó. Me dijo: ‘cómo se te ocurre, eso es para mujeres. Lo único que me falta es que después todos sepan y se burlen de mí’”.

Me dio tanta rabia que lo amenacé con que si no iba al doctor no entraba más a la casa; eso significaba que no me vería más a mí ni a la niña. Se fue alegando, pero fue”, cuenta.

Gracias al señor las cosas empezaron a mejorar. Pero no es algo inmediato. Hay que ser constantes con las sesiones, los medicamentos y la contención familiar para que estemos todos bien. Pero toma su tiempo, no es de un día para otro. Ahí estaremos, el tiempo que sea necesario”, comenta Cristina.

Como en otras patologías, en la depresión posparto masculina la responsabilidad con los psicofármacos y las terapias debe ser tomada con seriedad, pues en casos como este una detección temprana puede mejorar el escenario médico. De lo contrario el riesgo de conductas y decisiones erráticas puede ser irreparable.

«ERA MI DEBER MORAL»

Confesamos que desde el minuto uno dudamos de las intenciones de Raúl. Creímos que podía tratarse de una estrategia para publicitar algún producto, exponer a una persona o situación a modo de demanda, e incluso que lo hiciera para llamar la atención.

Lo cierto es que no podíamos terminar este reportaje sin antes preguntarle directamente cuál era su interés de contar su experiencia, y con la expresión de sacarse un peso de encima respondió.

“Quería hacerlo hace tiempo. No me atrevía, pero me hice de valor y me la jugué. Era mi deber moral exponer que esa depresión existe, que a todos nos puede pasar y quien no toma acción rápida lo puede perder absolutamente todo”.

“Hace unas semanas mi guagua me dijo por primera vez ‘papá’. No tengo palabras para explicarles lo que se siente. En ese mismo segundo dimensioné que estuve a milímetros de perderme ese momento y me dolió imaginar que pude haber no estado. Admitir que sufres algún tipo de depresión no te hace más débil, lo que te hace débil es ser un hombre que, por cobardía y orgullo, se pierda los años más lindos de sus hijos”.

“Por lo menos yo, quiero que mi hija sienta orgullo por mí, y no que sienta dolor por tener un papá que no se atrevió a pelear”, sentencia.

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