El PC propone, pero no dispone Por Víctor Maldonado R.
Solo los observadores más livianos pueden creer que lo que se discute entre Interior y el PC se establece por la forma en que se desarrolla un operativo en Villa Francia.
El efecto visible no puede ser confundido con la causa.
No se está debatiendo lo que ocurrió en una ocasión singular, sino el tipo de comportamiento estable al que se quiere y puede dar respaldo.
Lo bueno de las discusiones políticas serias es que van directo al fondo del asunto, sin necesidad de acomodar los hechos a los puntos de vista en confrontación ni dejándose llevar por las emociones.
Este tipo de debates se dan porque cada cual tiene una orientación política definida, reconoce en el otro una valoración de los acontecimientos con la que difiere y ambas partes no pretenden ni quieren esconder sus diferencias.
Se llega al conflicto por necesidad de mantener la coherencia estratégica y se entra a la confrontación con una especie de serenidad fría, típico de los actores que más respeto despiertan.
No chocan personalidades, sino perspectivas.
Aquí encontramos una expresión concreta de dos modos de entender en representación de quién se debe actuar y de qué modo se está permitido hacerlo.
No se está acusando al otro de incoherencia. Unos poner en riesgo a los sectores que representan, otros temen dejar de sumar apoyos.
Si las fuerzas en conflicto dentro del oficialismo fueran parejas, estaría en definición el predominio o, como se dice por estos lados, “la hegemonía”.
Tampoco está a la vista una ruptura abierta porque si hay diferencias, también ocurre que son más los acuerdos.
Lo que se decide es cuánto de lo que se hace tiene cabida dentro del marco común del oficialismo.
El PC va a actuar con un margen mayor de autonomía porque, si bien reconoce que La Moneda está en condiciones de tomar decisiones en contra de su parecer, no ve que exista espacio para encapsular sus convicciones ni disciplina interna capaz de soportar esta creciente tensión.
Este es un tipo de conflicto que nunca van a entender los oportunistas sin principios, los entusiastas sin norte y los que buscan permanecer a toda costa donde están, sin acordarse para qué era que querían llegar allí.
Justo cuando parecía que el gobierno continuaría dando señales oscilantes a una y otra de sus coaliciones, se inclinó la balanza por la línea socialdemócrata.
La Moneda se decantó por alcanzar logros verificables, limitados, pero posibles.
El tema de la seguridad tomó el centro de la escena, la responsabilidad predominó al enfrentar el alza de las cuentas eléctricas, la reforma previsional se hizo viable, el pacto fiscal se comprimió para conseguir apoyos.
Irónicamente, fue justo ahora cuando Kast decidió acusar al gobierno de ser presidido por Boric, pero conducido por el PC.
La política soporta diversas interpretaciones de la realidad, pero no ir a contracorriente de los hechos. Las campañas del terror deben dar susto, no risa.
Un gobierno indeciso solo puede perder, al decidirse paga costos, pero se fortalece si los puede absorber. El momento queda graficado parafraseando un conocido dicho: “el PC propone y la socialdemocracia dispone”.
