Política

En conflicto de lealtades, pierde el aislado Por Víctor Maldonado R.

Víctor Maldonado R. Sociólogo

Licenciado en Sociología y Magíster en Ciencias Políticas, ambas de la Universidad de Chile.

El problema radica en que Maduro no es ya parte de nuestra política exterior, sino que de la política nacional.

En conflicto de lealtades, pierde el aislado Por Víctor Maldonado R.

Cada partido tiene derecho a sostener su propia opinión, pero no puede tener las lealtades que le plazca.

El PC no puede dedicar la mayor parte de su esfuerzo a difundir sus puntos de vista sobre los acontecimientos en Venezuela en vez de ratificar que forma parte de una coalición que respalda al Presidente Boric en las decisiones tomadas y por tomar como conductor de la política exterior.

Si no coloca el acento en este segundo aspecto, se pone al gobierno en dificultades porque no cuenta con las declaraciones que necesita para responder a las críticas.

Fuera de los límites del oficialismo puede entenderse que las opiniones a su interior sean múltiples, pero la postura oficial, válida para todos, es una sola.

El gobierno no debe abandonar su norte, no frente a la incoherencia

Llama la atención que en la derecha dura pueden pasar sin problemas de afirmar que “en Chile fue elegido el Presidente Boric, pero gobierna el Partido Comunista” (Kast) a instruir al Presidente a “hacer un llamado público a alinearse y los que no quieran, deban dejar el gobierno” (Arturo Squella).

La derecha extrema parece menos interesada en la verdad que en producir un daño a su adversario, para lo cual las acusaciones van variando según la temporada.

Nunca se desdicen ni dejan de decirle a los demás lo que tienen que hacer. Un actor polarizado puede ser incoherente, un gobierno, no.

Maduro dejó de ser un tema internacional, pasó a quedarse en casa

Es evidente que la posición del Ejecutivo sobre Maduro es el mayor consenso político nacional conseguido hasta la fecha.

No existen dudas, tampoco, de que Boric mantendrá su posición sin titubeos porque en esto su consistencia ha sido permanente.

El problema radica en que Maduro no es ya parte de nuestra política exterior, sino que de la política nacional.

No deja alternativa viable

Esta no es una elección que viene y pasa, es probable que se instale por largo tiempo, mientras la comunidad internacional se resista a reconocer un régimen que considera ilegítimo, y mientras Maduro se decante por la represión interna a dirigentes y manifestantes opositores.

Cuando el régimen venezolano expulsa a la representación diplomática chilena, se termina todo el margen de maniobra para cualquier partido porque al ser agredidos como nación, la respuesta unitaria es lo único que corresponde.

El aislamiento en estas circunstancias es suicida, por acostumbrado que se esté a soportar la adversidad.

No se necesita tozudez, sino habilidad.

En un conflicto de estas dimensiones no hay que dar por supuesto nada. La conducción del PC puede tomar las decisiones que estime conveniente, pero si se equivoca, la tensión interna va a ser tal que la disciplina se desbordará.

Este es un parteaguas internacional, como pocas veces se observa. No puede ser confundido con un episodio o noticia de temporada.

Las democracias presentarán un frente común ante el desplante de un dictador.

Chile tomó posición desde el principio y esto va para largo. En la política local, el actor que quede ahora fuera permanecerá allí por largo tiempo.

Si esto ocurre, la responsabilidad dejará a varios en una situación imposible, como siempre sucede cuando hay que optar entre dos lealtades.

El PC puede disolver su consenso interno y eso es peor que quedar aislado.

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