Especial 18-O

Barras bravas y 18-O: Una unión que trascendió colores

Por Allan Santander

Periodista

Barras bravas
Foto: Agencia UNO
En medio de protestas que carecía de una estructura formal, las barras bravas fueron los únicos que contaron con la capacidad de organización. 

El 18-O logró algo que para algunos era impensado: unir a las barras bravas de Universidad de Chile, Universidad Católica y Colo Colo. Todos reunidos por un mismo propósito: luchar por un objetivo que creían justo.

El 6 de octubre de 2019 cientos de secundarios se organizaban para evadir el Metro de Santiago, como respuesta ante el aumento de $30 en la tarifa del transporte público. Quizás, nunca imaginaron el impacto. Doce días después, los mismos estudiantes de enseñanza media, con el apoyo otros miles de alumnos, se enfrentaban ante Carabineros en un día altamente convulsionado en la capital.

Toda la red del transporte público era interrumpido por focos de protestas. Durante la noche, turbas de antisociales llegan a los locales comerciales para saquearlos. Otros, en tanto, creaban focos de violencia y pánico.

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«No Al Alza»

Aunque, el mundo del deporte tenía su propio terremoto. Mientras los secundarios se enfrentaban a la policía uniformada, el Club Social y Deportivo Colo Colo sacó un comunicado titulado «NoAlAlza», solidarizando con millones de personas afectadas por el aumento del pasaje y manifestando su repudio ante la violencia de quienes se estaban movilizando.

Un día después, el 19 de octubre, el Presidente Sebastián Piñera decretó estado de emergencia y toque de queda en el Gran Santiago. La situación se extendió pocas horas después a otras cinco regiones del país y ya el día 23, el estado de emergencia había sido declarado en quince de las dieciséis capitales regionales. ¿Qué permitía esto? La salida de los militares.

Ante esto, la Agrupación Nacional de Clubes y Organizaciones de Hinchas (ANCOH) que agrupa a los clubes Colo Colo; Santiago Wanderers; Magallanes y a los grupos de hinchas Alta la frente; Nuestra Cruzada; Católica para su gente; Movimiento de hinchas de Ñublense; Asociación Hinchas Azules; entre otros, sacó un comunicado exigiendo la salida de los militares de las calles del país.

«Perdimos mucho tiempo peleando»

En el inicio del estallido social, una de las imágenes más llamativas fue la aparición de los hinchas de Colo Colo, Universidad de Chile y Universidad Católica, los tres equipos más populares en Chile, manifestándose como un solo cuerpo. «Perdimos mucho tiempo luchando entre nosotros», fue la consigna que se repitió en los días más convulsionados.

La presencia de los hinchas no se limitó a un par de movilizaciones, más bien, las banderas y lienzos de los clubes se transformaron en parte de la escenografía cotidiana.

De hecho, el propio Presidente Piñera vinculó a las barras de los clubes con el narcotráfico y los responsabilizó de la violencia. Otros, fueron más allá y los acusaron de formar parte de la «Primera Línea».

De acuerdo con cifras gubernamentales, desde el 18 de octubre se detuvieron a más de 100 hinchas de clubes por delitos como robos, saqueos, incendios y violación a la Ley de Control de Armas. Además, nunca pudieron acreditar que las barras bravas tuvieran un vínculo directo con quienes se enfrentaban directamente con Carabineros, más bien, eran algunas células de hinchadas.

Pero, ¿por qué los culparon? En medio de protestas, donde cualquiera podía llegar y que carecía de una estructura formal, las barras bravas fueron los únicos que contaron con la capacidad de organización.

«Esa experiencia organizativa y de movilización también se complementa con esta idea de representar un malestar y descontento, tal como ocurrió en los estadios chilenos en la década de los 80 durante la dictadura», analizó Octavio Avendaño, doctor en ciencia política y profesor asociado del departamento de sociología de la Universidad de Chile.

El rol político de la hinchada

Durante octubre de 2019, el club Albo convocó a sus socios, hinchas y a la comunidad en general a un cabildo para reflexionar sobre la situación que enfrentaba el país. Cerca de 1.500 personas se acercaron al Estadio Monumental para debatir sobre las diversas necesidades del país y sus aspiraciones.

Y, dentro de las conclusiones, está la petición de que el club pudiera tener un rol más activo en la generación de espacios de educación popular. La petición fue rápidamente resuelta. Pocos días después anunciaron un segundo cabildo que contó con destacados penalistas que expusieron sobre una de las principales demandas populares: la asamblea constituyente.

Algo parecido hizo Universidad de Chile. El jueves 31 de octubre reunió a cerca de 130 hinchas en dependencias de la Corporación Estadio Nacional para hablar sobre la contingencia nacional.

A principios de noviembre, algunas células de la barra de Católica hicieron lo mismo y crearon un cabildo al que llegaron cerca de 150 personas.

La popularidad de las barras bravas

Pese a que las demandas ciudadanas tenían un fondo político, la presencia de los partidos políticos no era bien vista entre los manifestantes. En ocasiones, algunos llegaban con sus banderas, pero eran rápidamente abucheados por los asistentes. ¿Por qué no ocurrió lo mismo con las hinchadas?

Julia Cerda Carvajal, doctora en sociología, explica que las barras bravas elevaron su presencia y fuerza durante el estallido porque sus integrantes configuraron «un escenario de reconocimiento y validación, que les permite gozar del prestigio del grupo».

«Pareciera ser una forma de respuesta a la crisis de representatividad y los componentes históricos relacionados con la expresión de descontento social. El fenómeno de las barras bravas pertenece a esta nueva forma de configurar la identidad de miles de personas», agregó la investigadora social.

Si hacemos un suma, un total de 14 barras de clubes de fútbol mostraron su respaldo y apoyo en las movilizaciones.

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