A tres días de la segunda vuelta electoral en Uruguay, el candidato del Frente Amplio, Yamandú Orsi, y el representante del Partido Nacional, Álvaro Delgado, se disputan la Presidencia en un contexto que los analistas califican como «incierto» y «reñido».
Las encuestas más recientes muestran una leve ventaja para Orsi, aunque dentro del margen de error estadístico, lo que deja el desenlace abierto hasta el último momento.
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Según la encuestadora Factum, Orsi lidera con un 47,1 % de apoyo frente al 46,6 % de Delgado, una diferencia de apenas 0,5 puntos porcentuales.
El sondeo, realizado entre el 15 y el 19 de noviembre, destaca que un 6,3 % de los electores planea votar en blanco o anular su voto, mientras que un 12,4 % no ha definido firmemente su elección, lo que podría inclinar la balanza en cualquiera de las direcciones.
Factum advierte que en escenarios de balotaje los cambios de última hora son frecuentes y tienen un doble impacto, ya que benefician a un candidato mientras perjudican al otro.
VENTAJA MÍNIMA
Por su parte, Cifra también otorga una ventaja mínima al candidato del Frente Amplio, estimando que Orsi alcanzaría el 47 % frente al 46,4 % de Delgado.
El análisis revela que Orsi cuenta con un 39% de votos firmes y un 8% de votos débiles, es decir, personas que podrían cambiar su decisión. Delgado, en cambio, tiene un 36,9 % de votos firmes y un 9,5 % de débiles. Este equilibrio refuerza la percepción de una elección extremadamente cerrada.
En un escenario más favorable para Orsi, la encuestadora Equipos proyecta una diferencia de 1,8 puntos porcentuales, con un 48 % para el candidato del Frente Amplio y un 46,2 % para Delgado, bajo un margen de error de +/- 2 ,5 %. Equipos concluye que, aunque las cifras sugieren una ventaja para Orsi, el margen de error permite hablar de un empate técnico entre ambos contendientes.
El contexto también está marcado por el respaldo de figuras clave, como el expresidente José Mujica, quien apoya a Orsi, y la coalición de partidos de centroderecha que impulsa a Delgado. Mientras tanto, el alto porcentaje de indecisos y el peso del «voto débil» se convierten en esta segunda vuelta en una elección impredecible que definirá el rumbo político de Uruguay el próximo 24 de noviembre.