La breve pero simbólica visita del rey Carlos III a Canadá concluyó este martes con un mensaje inequívoco al presidente de Estados Unidos, Donald Trump: Canadá ya tiene un monarca y no busca reemplazarlo.
Invitado por el primer ministro Mark Carney, Carlos III pronunció el Discurso del Trono en el Parlamento canadiense, reafirmando el carácter constitucional de su rol como jefe de Estado y, con ello, la soberanía del país frente a las crecientes amenazas del mandatario estadounidense, quien ha sugerido convertir a Canadá en el “51.º estado” de la Unión.
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Salvo el Bloque Quebequés —único grupo parlamentario que boicoteó la ceremonia—, la mayoría del espectro político y social canadiense, incluidos los líderes indígenas, respaldó con entusiasmo la visita del rey Carlos III y la reina Camila. Los 22 diputados soberanistas no solo se ausentaron del acto en el Senado, sino que además anunciaron un proyecto de ley para eliminar la exigencia de jurar lealtad al monarca como requisito para asumir un escaño.
Pese a estas voces disidentes, gran parte del país interpretó el viaje como una firme respuesta institucional frente a los intentos de Donald Trump por socavar la soberanía canadiense, al deslegitimar la frontera común y castigar con aranceles sectores estratégicos de la economía nacional.
El editorialista de The Globe and Mail, Robert Fife, destacó que la lectura del discurso por parte del rey cumplió con el objetivo del gobierno: “Carlos III abordó de forma directa la agenda de ‘Estados Unidos primero’ de Trump y reafirmó la soberanía canadiense, amenazada por la política económica de Washington”.
La intervención real también ofreció un mensaje de esperanza sobre un futuro menos dependiente de EE.UU., en línea con las aspiraciones del Ejecutivo de Carney.
UN MODELO CONSTITUCIONAL SÓLIDO FRENTE AL AUTORITARISMO
El académico Philippe Lagassé, experto en monarquía y política canadiense, reforzó esta visión en The National Post. “No abandonaremos nuestras instituciones heredadas del Reino Unido para convertirnos en un estado estadounidense, menos aún cuando su sistema de pesos y contrapesos está en crisis”, afirmó.
“De hecho, nuestro modelo —con un jefe de Estado hereditario, un primer ministro designado y un Ejecutivo sujeto al Parlamento— nunca ha parecido más robusto”, añadió.
En un contexto de tensiones con Washington, Canadá respondió con institucionalidad, tradición y unidad: un mensaje que, en forma y fondo, reitera que Carlos III es su rey —y no está en discusión cambiarlo por otro.
Canadá a Trump: Preferimos tener de Jefe de Estado al Rey de Inglaterra que anexionarnos a EEUU. Carlos III llega a Canadá, territorio Commonwealth. La visita conlleva un gesto histórico-soberano y no sucedía en 68 años cuando la Reina Isabel II dio el discurso del Trono en 1957 pic.twitter.com/4PIVViw6I3
— MAU (@_aguilarumana) May 27, 2025