El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que impondrá un arancel adicional de 10% a las importaciones de China y el gigante asiático rápidamente respondió diciendo que «nadie ganará una guerra comercial».
En una serie de mensajes en su cuenta de la red Truth Social, el futuro mandatario anunció tasas adicionales contra todos los productos procedentes de ese país y también de México y Canadá.
¿La razón? Las crisis vinculadas a los opiáceos y la migración.
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En el caso de China, anunció una tarifa adicional del 10% porque, en su opinión, el gigante asiático no está tomando medidas suficientes para frenar el tráfico de fentanilo.
ABIERTOS AL DIÁLOGO
«China considera que la cooperación económica y comercial sino-estadounidense es mutuamente beneficiosa». Así lo afirmó Liu Pengyu, portavoz de la embajada china en Estados Unidos, en un correo electrónico, publicó la agencia AFP.
Por su parte, la portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores de China, Mao Ning, dijo que estaban «abiertos a mantener el diálogo y la comunicación».
Desde hace años Estados Unidos acusa a Pekín de complicidad en el tráfico de fentanilo. Esa droga provoca decenas de miles de muertes anuales por sobredosis en el país norteamericano.
Asegura que la mayor parte del opiáceo sintético es fabricado por cárteles mexicanos con precursores procedentes de China.
Liu Pengyu negó estas acusaciones. Más aún, aseguró que Pekín está tomando medidas para frenar este tráfico.
«Todo esto prueba que la idea de que China permite a sabiendas la entrada de los precursores del fentanilo a Estados Unidos va en contra de los hechos y la realidad», dijo.
Las medidas que Trump quiere implementar desde su investidura en enero no afectan solo a China, sino también a Canadá y México, pero con un arancel del 25%.