Internacional

Cirujano francés que violó a 299 pacientes fue condenado a 20 años de cárcel

Por Allan Santander

Periodista

El excirujano francés Joel Le Scouarnec, condenado por la violación y agresión sexual (Foto: Alain Paillou/REUTERS)
En el mayor juicio de pederastia en Francia, Joël Le Scouarnec fue condenado a 20 años de prisión. El excirujano abusaba de sus víctimas, que en promedio tenían 11 años, cuando les operaba o estaban anestesiados.

Este miércoles, poco después de las 14.30 (08.30 hora Chile) los jueces ingresaron en silencio a la sala. Aude Burési, presidenta del tribunal de Vannes, tomó la palabra para cerrar un proceso tan extenso como insoportable: 57 días que repasaron una historia de abusos sistemáticos cometidos por Joël Le Scouarnec, el cirujano de 74 años condenado a 20 años de prisión por violación y agresión sexual. La sentencia —la máxima posible— se esperaba, pero no calmó la indignación de quienes vivieron en carne propia su horror.

Las víctimas, al menos 299, escucharon con desazón que el tribunal no aplicaría la «retención de seguridad», una medida que habría impedido su liberación anticipada. Esa omisión fue justificada por su «avanzada edad» y su «voluntad de reparar el daño», pero encendió la furia en la sala. “Si estuviéramos en Estados Unidos, las sentencias sumadas llegarían a los 2.000 años de cárcel”, advirtió el fiscal Stéphane Kellenberger.

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EL DEPREDADOR QUE OPERABA CON ANESTESIA

Entre 1989 y 2014, Joël Le Scouarnec ejerció en varios hospitales del oeste francés. Allí, bajo los efectos de la anestesia o en plena operación, abusó de niños y adolescentes sin ser detenido. Documentaba sus crímenes con precisión enfermiza en diarios personales y archivos informáticos, algunos descubiertos tras la denuncia de una niña de 6 años en 2017.

El promedio de edad de sus víctimas era de 11 años. En sus notas, escribía frases como: “No te dejabas hacer porque tenías dolor en el vientre…”, refiriéndose a Delphine, una de tantas niñas agredidas en la camilla. De los 299 casos juzgados, 256 correspondían a menores de 15 años.

SILENCIOS CÓMPLICES

Durante décadas, nadie lo denunció. Ni pacientes, ni colegas, ni hospitales. A pesar de una condena en 2005 por acceder a pornografía infantil, el sistema médico lo dejó seguir ejerciendo. Algunos médicos declararon en el juicio: “No era asunto nuestro”. Aunque el fiscal acusó que visitar páginas ilegales ya es un acto delictivo, y se ignoró por completo.

La familia de Le Scouarnec también guardó silencio. Su esposa, hijos y hermanos sabían, o al menos sospechaban. El 28 de febrero, el ex cirujano confesó en el tribunal haber abusado de su propia nieta, frente a su hijo. Nadie actuó.

UN JUICIO INSUFICIENTE

Durante tres meses, sobrevivientes narraron sus traumas y reconstruyeron su pasado con esfuerzo. Muchos no recordaban las agresiones, pero vivieron años con ansiedad, bloqueos sexuales o trastornos postraumáticos. El diagnóstico llegó como una revelación dolorosa, pero también como una oportunidad para sanar.

Aun así, la sentencia dejó heridas abiertas. “La noticia fue recibida con mucha consternación», lamentó Solène Podevin Favre, presidenta de la asociación Face à l’inceste. “Los 20 años de condena eran lo mínimo que podíamos esperar como parte civil”.

Algunos no lograron sobrevivir al peso de esa verdad. Mathys, una de las víctimas, se suicidó en 2021 tras enterarse de lo que le había ocurrido a los 10 años. Su abuela lo explicó con tristeza: “Se despidió de nosotros sin que lo supiéramos”.

MÁS PROCESOS EN CAMINO

El juicio no marcó el final de la historia judicial de Joël Le Scouarnec. Ya cumple 15 años por agresiones previas y ahora se enfrenta a una nueva investigación sobre víctimas no identificadas. El fiscal general dejó claro que “probablemente habrá otro proceso”.

Mientras tanto, el cirujano, que alguna vez fue descrito como un hombre culto, aficionado a la ópera y la lectura, ahora implora redención. “No pido clemencia al tribunal. Simplemente que me conceda el derecho de ser mejor persona y recuperar esta parte de humanidad que tanto me ha faltado”.

Para las víctimas, el daño ya está hecho. El debate ahora gira en torno a una justicia que no supo prevenir, no quiso escuchar, y que, aunque condenó, no terminó de hacer justicia.

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