El 27 de noviembre, diversos grupos rebeldes lanzaron una ofensiva relámpago contra el gobierno de Bashar al-Assad en Siria.
En apenas 12 días, llegaron a Damasco, obligando al presidente a abandonar el país y poniendo fin a un régimen que perduró por cinco décadas.
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Este análisis desentraña las razones detrás de un desenlace tan vertiginoso.
EL AVANCE REBELDE: PROTAGONISTAS Y TÁCTICAS
Diversas facciones armadas conformaron un frente unificado contra el Ejército sirio.
El más poderoso de ellos, Hayat Tahrir al Sham (HTS), liderado por Abu Mohammed al-Jolani, emergió como la fuerza principal.
Anteriormente vinculado a Al Qaeda, este grupo suavizó su discurso en los últimos años, adaptándose a un contexto cambiante.
Otros actores clave fueron las Fuerzas Democráticas Sirias (FSD), integradas por las Unidades de Protección del Pueblo (YPG) y milicias árabes.
Su experiencia previa contra el Estado Islámico (EI) resultó crucial para el avance militar.
Además, grupos como el Ejército Libre Sirio y el Frente Islámico jugaron roles secundarios, pero significativos, en la ofensiva que culminó con la caída del régimen.
ESTRATEGIA Y PREPARACIÓN: CLAVES DEL ÉXITO REBELDE
La ofensiva comenzó en una localidad del noroeste y avanzó rápidamente hacia la capital, impulsada por una estrategia bien coordinada. Hadi al-Bahra, líder de la oposición exiliada, destacó que el factor sorpresa fue fundamental.
- Entrenamiento militar avanzado: Los rebeldes adoptaron nuevas tecnologías, como drones, y perfeccionaron tácticas modernas.
- Rotación estratégica de combatientes: Un sistema de turnos permitió avanzar día y noche sin interrupciones.
- Brigadas rojas: Tropas especializadas en misiones complejas y sabotajes fueron esenciales en momentos críticos.
EL ABANDONO DE LOS ALIADOS INTERNACIONALES
El Ejército sirio, antaño poderoso, llegó a este punto gravemente debilitado. Desde 2011, la guerra civil diezmó sus filas, con 300,000 bajas, deserciones y jóvenes evadiendo el servicio militar obligatorio.
La corrupción y las condiciones precarias contribuyeron a su colapso. Testimonios y videos en redes sociales mostraron soldados abandonando sus posiciones o incluso uniéndose a los rebeldes.
El régimen de Assad perdió el respaldo clave de Rusia, Irán y Hezbolá, quienes enfrentan conflictos propios:
- Rusia: Enfocada en Ucrania, desvió su atención militar de Siria.
- Hezbolá: La guerra con Israel debilitó su capacidad de apoyar al régimen.
- Irán: Priorizó sus conflictos externos y evitó involucrarse profundamente en este momento crítico.
UN FUTURO INCIERTO PARA SIRIA
La caída del régimen abre un nuevo capítulo en la historia siria. Sin embargo, el país enfrenta ahora retos enormes: desde garantizar la estabilidad hasta evitar que nuevas luchas internas desangren a la nación nuevamente.
La rapidez y contundencia de esta ofensiva rebelde, que destronó a un régimen de medio siglo en solo 12 días, marca un punto de inflexión histórico en Medio Oriente.
