Altos funcionarios del Gobierno de Donald Trump comparecen ante el Congreso para explicar el alcance del ataque lanzado el 23 de junio contra tres instalaciones nucleares en Irán. Mientras la Casa Blanca y el Pentágono insisten en que el operativo destruyó la capacidad atómica de Teherán, informes de inteligencia contradicen esa versión y señalan daños limitados.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, encabezó una rueda de prensa este jueves desde el Pentágono, donde reiteró que las centrales de Fordow, Natanz e Isfahan quedaron “borradas”. Aseguró que, de reconstruirlas, Irán tardaría años en volver a operar. Sin embargo, la CIA y otras agencias de inteligencia apuntan a que el programa nuclear iraní habría retrocedido solo unos meses, según filtraciones citadas por la agencia AP.
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EL CONGRESO EXIGE RESPUESTAS
La directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, respaldó la versión oficial: “Si los iraníes quieren reconstruir, tendrán que empezar desde cero”. No obstante, senadores republicanos y demócratas se preparan para interrogar a Hegseth, al secretario de Estado Marco Rubio y al director de la CIA, John Ratcliffe, en una reunión clave reprogramada para esta semana.
El Congreso también debate una resolución que obligaría al Ejecutivo a consultar futuras acciones militares contra Irán. Varios legisladores cuestionan si el bombardeo se ajustó a los lineamientos constitucionales.
MEDIOS Y CRÍTICAS INTERNAS
Hegseth criticó duramente a CNN y The New York Times durante la conferencia, acusándolos de manipular a la opinión pública con tal de perjudicar a Donald Trump. Los medios habían publicado reportes que ponían en duda la efectividad del ataque, asegurando que los componentes clave del programa nuclear iraní no fueron completamente destruidos.
Por su parte, el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Dan Caine, explicó que el uso de la bomba antibúnker GBU-57, de 30.000 libras, fue el resultado de una planificación que se extendió por 15 años. Detalló que este armamento fue diseñado específicamente para penetrar instalaciones subterráneas como las de Irán. A pesar de la contundencia del operativo, Hegseth admitió que no cuenta con pruebas que confirmen la presencia del uranio enriquecido en las instalaciones al momento del bombardeo.
DIVISIÓN EN EL CAPITOLIO
El ataque divide al Congreso. Mientras el líder republicano John Thune elogió la política exterior de Trump como una estrategia de “paz a través de la fuerza”, otros miembros de su partido temen que la ofensiva escale a un conflicto regional con participación directa de EE.UU.
En el bando demócrata, la división también es evidente. Alexandria Ocasio-Cortez calificó el ataque como una “violación constitucional” y criticó que el presidente no haya consultado previamente al Congreso. En contraste, sectores proisraelíes dentro del partido criticaron la falta de consulta, pero respaldaron el objetivo militar.
¿PUEDE TRUMP ACTUAR SIN APROBACIÓN LEGISLATIVA?
El Partido Demócrata impulsa un proyecto que obligaría al presidente a contar con autorización del Congreso antes de una nueva intervención. El senador Tim Kaine declaró a CBS que “Estados Unidos no puede entrar en guerra sin el voto del Congreso. La Constitución es clara”.
La Casa Blanca defiende que la operación fue un hecho puntual y que, según la Resolución de Poderes de Guerra, solo debía informar, no solicitar aprobación. El experto en derecho constitucional Stephen Griffin opinó en NPR que, aunque el bombardeo inicial podría estar amparado legalmente, cualquier escalada requeriría una autorización formal.
El bombardeo de los EE. UU. contra Irán de la semana pasada, llevado a cabo bajo las circunstancias actuales, solo debería llevarse a cabo con la autorización del Congreso. #BrennanEnEspañol https://t.co/VQLGVUDdGh
— Brennan Center en Español (@BrennanCenterEs) June 25, 2025