Internacional

COP29 busca consenso para financiamiento y justicia climática

Editado de agencias y medios internacionales por Cristian Navarro H.

Cop29
Foto: Captura de imagen red social X, usuario @COP29_AZ
El tipo de financiamiento es otro tema clave en la COP29. Actualmente, dos tercios de los fondos para financiamiento climático son préstamo

La Conferencia COP29, que inició el 11 de noviembre en Bakú, Azerbaiyán, tiene como prioridad abordar el complejo tema del financiamiento climático.

Esta cuestión es particularmente urgente para el grupo de países menos desarrollados (PMD), que enfrentan los peores efectos del cambio climático a pesar de ser los que menos contribuyen a sus causas.

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Malawi, un país de 21 millones de habitantes, actúa este año como portavoz del grupo, representando a muchas naciones africanas y otras en situación de vulnerabilidad extrema que buscan apoyo para enfrentarlo.

El financiamiento climático es una promesa de larga data: en 2009, durante la COP15 en Copenhague, los países desarrollados se comprometieron a movilizar 100.000 millones de dólares anuales hasta 2020 para ayudar a las naciones en desarrollo a mitigar los efectos del cambio climático y adaptarse a ellos.

No obstante, ese objetivo se logró plenamente solo en 2022, lo que ha generado críticas y demandas de mayores compromisos.

La COP29 busca establecer un “nuevo objetivo colectivo cuantificado” (NCQG) para cubrir las necesidades globales de financiamiento climático entre 2030 y 2050, estimadas en 10.000 millones de dólares anuales. De esa cantidad, los expertos calculan que los países en desarrollo requerirán aproximadamente 2.400 millones de dólares (2.239 millones de euros) al año hasta 2030, según expertos encargados por la ONU, según los cuales solo se movilizaron 550.00 millones (513.000 millones de euros) en 2019.

TIPO DE FINANCIAMIENTO

El tipo de financiamiento es otro tema clave en la COP29. Actualmente, dos tercios de los fondos para financiamiento climático son préstamos, lo que incrementa la deuda de las naciones más vulnerables.

“No necesitamos más préstamos”, sostiene Yamikani Idriss, negociador climático de Malawi, quien subraya la necesidad de que estos fondos se otorguen como donaciones para no agravar la carga de deuda de los países pobres.

Idriss argumenta que los países desarrollados deben asumir su “responsabilidad histórica” en la crisis climática y destinar apoyo sin condiciones financieras.

Proponga que las donaciones se distribuyan de manera que beneficien directamente a las comunidades locales, donde más se necesita la ayuda.

NUEVOS CONTAMINANTES

Además, el grupo de países desarrollados impulsa la participación de los llamados “nuevos contaminantes”, como China, Rusia, Arabia Saudita, Brasil e India, para que también contribuyan al financiamiento climático, argumentando que han experimentado un crecimiento económico significativo en las últimas décadas.

Aunque varios de estos países ya contribuyen de manera bilateral o a través de bancos de desarrollo, rechazan la posibilidad de acuerdos vinculantes para destinar fondos específicos.

FONDOS A LA ADAPTACIÓN

Otro tema crucial en la COP29 es la diferenciación de fondos destinados a “adaptación” y “pérdida y daño”. La adaptación se refiere a medidas para mitigar los impactos del cambio climático, mientras que las “pérdidas y daños” abordan los desastres climáticos irremediables que ya han causado estragos.

En este sentido, el fondo de “pérdidas y daños”, creado en la COP28, está destinado a apoyar a los países en desarrollo que han sufrido desastres climáticos graves.

Este fondo, alojado en el Banco Mundial y respaldado con 700 millones de dólares de contribuciones voluntarias, aún enfrenta desafíos de implementación: faltan definir quiénes serán los beneficiarios, los mecanismos de desembolso y los tipos de eventos que cubrirá.

ALARMANTE AVANCE DEL CALENTAMIENTO GLOBAL

Este contexto coincide con advertencias de Naciones Unidas sobre el alarmante avance del calentamiento global. La ONU señala que 2024 podría convertirse en el año más cálido jamás registrado, con fenómenos extremos cada vez más comunes, exacerbando la vulnerabilidad de comunidades y economías en todo el mundo.

Este año, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) advirtió que la década 2015-2024 será la más calurosa registrada y que el aumento de temperaturas sigue afectando glaciares, niveles del mar y patrones meteorológicos extremos. Estos eventos han causado estragos a nivel global, subrayando la necesidad urgente de medidas efectivas.

La COP29 será decisiva para lograr un consenso que permita avanzar en compromisos de financiamiento climático y en la implementación de estrategias que reduzcan las desigualdades y promuevan la justicia climática en un contexto cada vez más desafiante para las naciones menos desarrolladas.

 

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