Donald Trump asumió este 20 de enero como el presidente 47 de Estados Unidos, bajo un fuerte despliegue de seguridad y con condiciones climáticas adversas.
La toma de posesión se realizó dentro del Capitolio, por primera vez en décadas, previendo temperaturas de hasta -10°C.
El republicano tomó posesión del cargo en la rotonda del edificio, un espacio de gran valor simbólico que conecta el Senado y la Cámara de Representantes.
A la ceremonia asistieron los expresidentes Bill Clinton y su esposa y exvicepresidenta, Hilary Clinton; George W. Bush y su esposa, Laura Bush, y Barack Obama.
Otra de las grandes expectativas era la participación de magnates tecnológicos que hoy por hoy juegan un papel crucial en la política estadounidense.
Elon Musk, dueño de X; Sundar Pichai, CEO de Google; Jeff Bezos, fundador de Amazon, y Mark Zuckerberg, dueño de Meta, se sentaron uno al lado del otro durante la investidura de Trump.
El despliegue de seguridad, encabezado por el Servicio Secreto, contó con 25 mil policías y militares, 48 kilómetros de barreras, francotiradores y drones.
Previo a la ceremonia, Trump y Melania se tomaron un té con Joe y Jill Biden en la Casa Blanca antes de trasladarse juntos al Capitolio en la limusina presidencial.
En el lugar, también se encontraron la vicepresidenta saliente Kamala Harris y Douglas Emhoff, con el vicepresidente electo, JD Vance, y su esposa, Usha.
Lee también: Bajo fuertes medidas de seguridad Trump asume presidencia de EE.UU.
DISCURSO INAUGURAL
“La era dorada de Estados Unidos comienza ahora mismo», con esta frase Donald Trump inició su discurso como presidente.
En él, Trump reiteró su posición sobre de la migración, especialmente la irregular, que involucra la frontera con México.
Aseveró que la primera decisión ejecutiva será decretar una “Emergencia Nacional en la Frontera Sur”, señalando que todo el que entre ilegalmente será devuelto de inmediato.
Además, declarará a «los cárteles de la droga como terroristas».
Sobre la economía, se refirió al aumento de la inflación y señaló que habrá más aranceles al extranjero.
También advirtió posturas extremas sobre las personas transgénero y dijo que reconocerá «sólo dos géneros: masculino y femenino».
Durante el discurso recordó su usual frase de la nación grande, a lo que añadió será orgullosa y libre.
«No vamos a olvidar nuestro país, no vamos a olvidar nuestra constitución y no vamos a olvidar a Dios», refiriéndose, entre otras, a la religión.
El mandatario recordó el intento de asesinato que sufrió el año pasado, asegurando que Dios lo salvó.
«Hace solo unos meses, en un hermoso campo de Pensilvania, una bala de un asesino atravesó mi oreja, pero sentí entonces, y lo creo aún más ahora, que mi vida fue salvada por una razón. Fui salvado por Dios para hacer grande de nuevo a Estados Unidos», dijo.
Sobre los conflictos en el mundo, se calificó a sí mismo como un «pacificador y unificador».
En cuanto a la campaña de adición de territorios, aseguró que será el momento de «Tomar de regreso el Canal de Panamá».
Su alocución terminó con el tradicional «Dios bendiga a Estados Unidos», seguido de las proclamaciones de líderes religiosos.
VICEPRESIDENTE POLÉMICO
Junto a Donald Trump, también se juramentó JD Vance, empresario de 40 años que se convierte en uno de los tres vicepresidentes más jóvenes de la historia de EE.UU.
Vance es conocido por su postura extremista y conservadora de la sociedad estadounidense y las rencillas que tuvo con quien es hoy gobierna la potencia mundial.
Sus posturas son criticadas por su falta de flexibilidad, como su negativa a prácticas como el aborto y su visión sobre los votantes demócratas.
Además, comparte políticas migratorias con Trump sobre el muro en la frontera con México, acusando a migrantes de incidir negativamente en la economía.
En ese sentido, ve con visto bueno medidas como la expulsión inmediata de personas irregulares y poner fin a programas que ofrecen ayuda a esas comunidades.
