Donald Trump eligió Arabia Saudí como la primera parada de una gira por las monarquías árabes del golfo Pérsico y . Y no llegó con las manos vacías. Este martes, la Casa Blanca anunció la firma de acuerdos bilaterales por un valor total de 600.000 millones de dólares, que abarcan desde seguridad energética hasta acceso a minerales estratégicos. Pero la estrella del paquete fue un acuerdo de defensa de 142.000 millones, que Washington calificó como la mayor venta de armamento en la historia del país.
La noticia se dio a conocer tras una reunión en Riad entre Trump y el príncipe heredero Mohamed bin Salmán. En medio de una ceremonia cargada de lujo y símbolos —alfombras rojas, pabellones reales y honores militares—, el presidente estadounidense se mostró cómodo y satisfecho. “Creo que nos caemos realmente muy bien”, dijo, sonriendo junto al líder saudí.
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UNA GIRA CON OBJETIVOS
Más allá del protocolo, el viaje responde a una estrategia para cerrar acuerdos comerciales millonarios y reforzar la alianza militar con uno de los socios más influyentes de Estados Unidos en Medio Oriente. Desde su llegada al poder, Trump ha insistido en que su rol como presidente también es el de “negociador en jefe”, y esta visita parece diseñada a medida para alimentar ese relato.
“Este acuerdo de defensa dotará a Arabia Saudí de equipos de combate y servicios provistos por una docena de empresas estadounidenses”, explicó la Casa Blanca en un comunicado.
El paquete incluirá desde mejoras en la Fuerza Aérea y capacidades espaciales, hasta sistemas de defensa aérea y de misiles, vigilancia costera y fronteriza, y modernización de redes de comunicación militar. También contempla formación y asistencia técnica para las Fuerzas Armadas saudíes.
Una pregunta que quedó sin respuesta es si el acuerdo incluye los cazas F-35, una aspiración largamente buscada por el reino saudí. Hasta ahora, Israel ha sido el único país de la región autorizado a operar estos aviones de última generación, y su ventaja tecnológica ha sido un factor estratégico en la política exterior estadounidense.
Aunque no se mencionó específicamente en el comunicado, fuentes cercanas al Pentágono han señalado que el tema aún está bajo revisión, lo que indica que Riad sigue presionando por ese acceso.
EL GIRO EN LA RELACIÓN
El relanzamiento de los vínculos con Arabia Saudí marca un quiebre con la política exterior del expresidente demócrata Joe Biden, quien, durante su mandato, había tratado de condicionar los lazos militares a reformas internas y avances en derechos humanos.
Además, la administración Biden había apostado por un gran acuerdo regional que incluía la normalización de relaciones entre Arabia Saudí e Israel, un proceso que se estancó con el estallido del conflicto en Gaza.
Con Trump de nuevo al mando, el enfoque cambia. Riad recupera protagonismo como socio estratégico, y la agenda vuelve a centrarse en seguridad y negocios, sin condicionamientos explícitos.
El mandatario no ocultó su ambición por ir más allá. Durante el encuentro con Bin Salmán, presionó para que Arabia Saudí amplíe su compromiso de inversiones hasta alcanzar un billón de dólares. Es una meta que Trump ha mencionado repetidamente desde que asumió su segundo mandato, y que busca capitalizar como un logro personal de su estilo negociador.
For the second time in his presidency, Donald Trump’s first official state visit is to Saudi Arabia, following brief stops in Italy and the Vatican for Pope Francis’s funeral.
We take a look at the first country visited by each US president https://t.co/DOdrx4Xpey pic.twitter.com/kEp4tfCDtn
— Al Jazeera English (@AJEnglish) May 13, 2025