Internacional

El juicio a Bolsonaro que desató la furia arancelaria de Trump

Por Allan Santander

Periodista

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El expresidente brasileño, Jair Bolsonaro, y el mandatario estadounidense, Donald Trump (Foto: REUTERS/Marco Bello)
El expresidente Jair Bolsonaro enfrenta un juicio por intento de golpe de Estado, con una pena que podría llegar a 43 años. Acá te dejamos las claves para entender la “furia arancelaria” de Donald Trump contra Brasil.

La tensión política entre Estados Unidos y Brasil alcanzó un nuevo peak esta semana luego de que Donald Trump anunciara un arancel del 50 % a todas las importaciones brasileñas, citando entre sus argumentos el juicio que enfrenta su aliado ideológico, el exmandatario Jair Bolsonaro.

El mandatario republicano calificó el proceso como una “caza de brujas” y criticó la actuación del Tribunal Supremo brasileño, especialmente la del juez Alexandre de Moraes, quien lidera el caso.

El expresidente brasileño, de 70 años, enfrenta un complejo proceso judicial por intentar revertir los resultados de las elecciones de 2022, en las que fue derrotado por Luiz Inácio Lula da Silva. Según la Fiscalía General, Bolsonaro intentó perpetrar un golpe de Estado, lo que lo expone a una condena máxima de 43 años de prisión por delitos como abolición violenta del Estado democrático, intento de golpe, pertenencia a organización criminal, daño al patrimonio público y deterioro de bienes protegidos.

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LA SOMBRA DE UN GOLPE

Según la acusación, Bolsonaro lideró un plan para impedir la investidura de Lula, que incluía reuniones con altos mandos militares y hasta la contemplación del asesinato del presidente electo, su vicepresidente Geraldo Alckmin y el juez de Moraes. El intento fracasó por la negativa de los militares a unirse. Aun así, el 8 de enero de 2023, manifestantes bolsonaristas asaltaron las sedes del poder en Brasilia, en un eco de la toma del Capitolio estadounidense en 2021.

Desde entonces, Bolsonaro está inhabilitado políticamente hasta 2030 por una condena anterior por abuso de poder. Su entorno apuesta ahora por una ley de amnistía o la presión internacional para rehabilitarlo con miras a las elecciones de 2026.

JUICIO SIN PRECEDENTES

El juicio actual, ya en fase final, ha tenido momentos de alta tensión. Bolsonaro negó su implicación directa, aunque admitió haber explorado “alternativas dentro de la Constitución” junto a las Fuerzas Armadas. En el banquillo lo acompañan generales de la reserva, exministros y altos funcionarios, en lo que representa la primera vez que militares brasileños enfrentan la justicia civil por intentar subvertir el orden democrático.

El principal testigo es Mauro Cid, exayudante de Bolsonaro, quien colaboró con la Fiscalía a cambio de una reducción de pena. Su testimonio detalla las maniobras internas del complot y conecta directamente al expresidente con la intentona golpista.

LA MIRA DE WASHINGTON

Uno de los blancos predilectos de Trump es Alexandre de Moraes, el magistrado que encabeza varias investigaciones sobre desinformación, incitación al odio y amenazas a la democracia. En una de sus decisiones más controversiales, cerró la red social X en Brasil durante un mes en 2024, después de que Elon Musk se negara a cumplir sus fallos. También ha ordenado el cierre de cientos de cuentas bolsonaristas, algunas con sede en Estados Unidos.

Trump lo acusó de emitir “fallos secretos e ilegales”, mientras su empresa mediática y la red Rumble lo demandaron por censura. Además, el senador republicano Marco Rubio advirtió sobre posibles sanciones personales contra Moraes. Hasta ahora, no se han concretado.

El juez, firme en su postura, sostiene que el “populismo digital extremista” amenaza las democracias y ha defendido la responsabilidad de las plataformas digitales sobre el contenido que difunden. El Tribunal Supremo le respaldó recientemente con una resolución que obliga a las redes sociales a eliminar contenidos ilícitos sin necesidad de orden judicial.

CASTIGO ECONÓMICO

Aunque Brasil mantiene una balanza comercial favorable para EE. UU., con un superávit de 28.000 millones de dólares en 2024, Trump impuso aranceles superiores a los aplicados a cualquier otro país, argumentando que no tolerará “ataques a la libertad de expresión” ni “persecuciones políticas” contra sus aliados.

Este movimiento coloca a Brasil en el centro de un conflicto geopolítico creciente, donde la justicia interna se entrelaza con la diplomacia internacional. Mientras más de 600 bolsonaristas han sido condenados y otros se han refugiado en Argentina, Bolsonaro permanece en reposo médico por problemas de salud, a la espera de una sentencia que podría sellar su destino político y judicial.

Mientras tanto, la influencia de Trump en la escena internacional vuelve a marcar el ritmo de las relaciones diplomáticas de Estados Unidos, con efectos directos sobre economías como la brasileña, atrapada entre sus instituciones democráticas y el precio de su polarización interna.

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