Elon Musk ha vuelto a distanciarse de Donald Trump, esta vez con una crítica frontal a la política fiscal del mandatario y a la nueva ley tributaria que los republicanos tramitan en el Congreso con su respaldo.
En una entrevista con la cadena CBS que se emitirá este domingo, el empresario multimillonario, que fue clave en la creación del DOGE (Departamento de Eficacia Gubernamental), se declaró “decepcionado” por la falta de rigor presupuestario de la iniciativa.
“Francamente, me ha decepcionado ver el enorme gasto público, que aumenta el déficit presupuestario en lugar de reducirlo”, dijo Musk, señalando que este giro fiscal “socava el trabajo que está realizando el equipo del DOGE”, que él mismo impulsó desde la sombra.
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UNA «HERMOSA LEY» QUE COSTARÁ BILLONES
La nueva ley fiscal, bautizada con el nombre de “una gran y hermosa ley” por Trump, tiene más de 1.000 páginas y propone masivas rebajas impositivas. Sin embargo, los recortes en sanidad y ayudas sociales incluidos no compensan el agujero que dejarán en las cuentas públicas.
Según la Oficina Presupuestaria del Congreso, el proyecto podría incrementar la deuda en 3,8 billones de dólares en la próxima década.
“Creo que una ley puede ser grande o puede ser hermosa. Pero no sé si puede ser ambas cosas. Es mi opinión personal”, ironizó Musk en la entrevista con CBS.
MUSK Y EL FRACASO DEL DOGE
Designado por Trump para liderar una transformación radical de la Administración federal, Musk fundó el DOGE como una especie de startup gubernamental. Con un equipo de ingenieros y sin estructura formal, se propuso recortar hasta 2 billones de dólares del presupuesto federal, que supera los 6 billones anuales.
El resultado fue modesto. El DOGE afirma haber ahorrado 175.000 millones, pero incluye desde ventas de activos hasta despidos y cancelación de programas ya extintos.
Varios análisis independientes cuestionan esas cifras. Algunas medidas del DOGE fueron anuladas por tribunales y otras, como la reducción del personal del IRS (la agencia tributaria), podrían haber tenido efectos negativos. Un estudio de The Budget Lab (Yale) estima que esta decisión podría costar 300.000 millones de dólares en pérdida de recaudación.
BATALLA FISCAL PERDIDA
Ni siquiera si se aceptaran como válidos los ahorros del DOGE, estos palidecen frente a los nuevos gastos previstos por la ley fiscal. El texto, que ya fue aprobado por la Cámara de Representantes por un estrechísimo margen, incluye 350.000 millones en gasto adicional, de los cuales 150.000 millones van al Pentágono, incluyendo nuevas partidas para la llamada “Cúpula Dorada” de defensa antimisiles y la agenda de deportaciones masivas de Trump.
La ley se discute ahora en el Senado, donde algunos senadores republicanos han expresado inquietud por su impacto en el déficit. Si se aprueban enmiendas, la norma deberá regresar a la Cámara Baja.
DEUDA PÚBLICA
La advertencia no viene solo de Elon Musk. Moody’s retiró recientemente la máxima calificación crediticia a la deuda estadounidense, advirtiendo que las propuestas fiscales en curso no hacen nada por contener el déficit. La agencia proyecta que la deuda pública en manos del público pasará del 98% del PIB en 2024 al 134% en 2035. La deuda bruta ya supera el 120%, aunque parte de ella está en manos del propio gobierno.
La inquietud por el rumbo fiscal de EE. UU. también ha presionado al alza los tipos de interés de los bonos, encareciendo la financiación del país.
Elon Musk, que en 2024 se había convertido en el rostro visible de la eficiencia gubernamental made in Silicon Valley, ha ido alejándose del proyecto DOGE tras una serie de fracasos mediáticos y políticos. Las promesas de una reforma drástica de la Administración no se cumplieron, y su implicación política terminó afectando a Tesla y a otras de sus compañías.
“El DOGE luchó contra la ciénaga. Y hasta ahora, la ciénaga ha ganado”, sentenció el gobernador de Florida, Ron DeSantis, en una referencia despectiva al aparato burocrático de Washington, en apoyo a Musk.