Dixville Notch, un pequeño poblado de Nuevo Hampshire, fue el escenario del primer resultado electoral en Estados Unidos, y el desenlace fue inesperado: un empate entre Kamala Harris y Donald Trump.
La votación, llevada a cabo durante la medianoche de este martes 5 de noviembre tuvo una duración de solo 12 minutos, en la que los seis votos emitidos por los residentes del lugar se dividieron equitativamente entre los dos candidatos.
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El resultado generó sorpresa entre los votantes locales, especialmente considerando que el 66,67 % de los residentes registrados son republicanos.
VOTACIÓN TRADICIONAL
La tradición de ser los primeros en votar durante las elecciones presidenciales comenzó en Dixville Notch en 1960, cuando Neil Tillotson, propietario del Balsams Grand Resort Hotel, decidió abrir las puertas del lugar para establecer un centro de votación en su complejo turístico.
Lo que en un principio era un simple truco publicitario, con el objetivo de conseguir cobertura mediática para su hotel, se convirtió en una particularidad de la democracia estadounidense.
Durante décadas, el pequeño poblado atrajo a cientos de periodistas y fue visitado por figuras destacadas como Ronald Reagan, John McCain y los dos George Bush.
Sin embargo, con el paso del tiempo, el Balsams Grand Resort Hotel se deterioró y finalmente cerró en 2011.
La comunidad de Dixville Notch enfrentó el desafío de mantener viva la tradición de votar a medianoche, incluso sin el icónico edificio que había sido el centro de la atención.
Les Otten, un antiguo promotor de estaciones de esquí, compró la propiedad y se mudó a una casa renovada en la zona, asegurándose de que el número de residentes cumpliera con el requisito mínimo de votantes para mantener el distrito electoral activo.
Gracias a su iniciativa, la tradición pudo continuar y, en la madrugada del 5 de noviembre, se celebró una nueva votación que sigue atrayendo la curiosidad de personas de todo el mundo.
ARDUO TRABAJO DE LOS SEIS RESIDENTES
Este año, los seis residentes trabajaron arduamente para preparar la noche electoral, atendiendo llamadas de periodistas de diferentes países y asegurándose de que todo estuviera listo para el evento.
Los votantes se reunieron en una casa renovada, que actualmente sirve como recinto de votación, y prepararon cruasanes de jamón y queso y galletas de chocolate para la ocasión.
A pesar del reducido número de participantes, el evento representa un ejemplo simbólico de democracia en acción, donde cada voto cuenta y cada resultado es significativo.
Dixville Notch, con sus escasos residentes y su icónica tradición, sigue siendo un reflejo del espíritu participativo en el proceso electoral estadounidense.
Aunque los resultados de esta pequeña comunidad no tienen impacto en el resultado general de las elecciones, su historia y su compromiso con la participación cívica continúan siendo una parte curiosa e interesante de la cultura política del país.
Esta vez, el empate entre Kamala Harris y Donald Trump simboliza la división de opiniones que caracteriza el momento político actual de Estados Unidos, incluso en los lugares más pequeños y remotos.