Los hermanos Lyle y Erik Menéndez podrían optar a pedir la libertad condicional: tras más de 35 años en la cárcel por asesinar a sus padres, un juez de Los Ángeles acaba de rebajar su sentencia.
Fueron juzgados por matar a sus progenitores y condenados a cadena perpetua sin derecho a beneficios, por el parricidio que sacudió a Estados Unidos en 1989.
Tras una cruzada legal que fue ganando el apoyo de la opinión pública, el juez Michael Jesic rebajó la pena a una de 50 años a perpetua, lo que permitiría presentar una solicitud de libertad condicional ante la junta correspondiente.
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Durante la audiencia de este mediático caso, los hermanos Menéndez se dirigieron a la corte a través de una videollamada desde la prisión en San Diego, donde están recluidos.
«Maté a mi mamá y a mi papá. No tengo excusas», reconoció Lyle. «Asumo toda la responsabilidad de mis elecciones», agregó.
Erik, de 54 años, también dijo estar consciente de sus acciones. «Disparé cinco veces a mis padres, y fui por más munición. Le mentí a la policía, a mi familia. Lo siento mucho», admitió.
«LA REDENCIÓN ES POSIBLE»
La Fiscalía de Los Ángeles se oponía a rebajar la sentencia de los condenados, argumentando que no solo no habían asumido la responsabilidad de sus actos, sino que durante décadas habían ofrecido diferentes versiones del crimen y sus motivos.
La audiencia fue producto de una intensa campaña legal de casi dos años, que obtuvo enorme visibilidad gracias al éxito de una miniserie y un documental de Netflix que presentaron el caso a una nueva generación.
Varios familiares de Lyle y Erik imploraron al juez Jesic por su liberación afirmando que los hombres frente a la justicia hoy en día no eran los mismos que empuñaron las armas contra José y Kitty Menéndez en su lujosa mansión en Beverly Hills.
«Creemos que 35 años son suficientes», dijo Anamaria Baralt, prima de los Menéndez.
«Nuestra familia los ha perdonado de forma universal», agregó. «Ellos merecen una segunda oportunidad».
A la salida, dijo a la prensa que «quiero agradecer al juez Jesic por ser justo».
«Estoy muy feliz de haberme puesto rímel a prueba de agua porque he llorado todo el día, pero estas son lágrimas de alegría», añadió.
El abogado Mark Geragos, dijo que la decisión probaba que la «redención es posible».
«Lo cierto es que los hermanos Menéndez han hecho un trabajo notable y hoy es un gran día tras 35 años», dijo.
El próximo mes habrá una audiencia de una junta de libertad condicional.