Internacional

Hezbollah consolida presencia en América Latina

Editado de agencias y medios internacionales por Cristian Navarro H.

Periodista

Hezbollah
Foto: Publicada en X por @UHN_Plus
Uno de los principales puntos de interés para Hezbollah es la región de la Triple Frontera —donde confluyen Argentina, Paraguay y Brasil—

Un informe reciente expone cómo Hezbollah, la organización  respaldada por Irán, ha consolidado su presencia en América Latina, estableciendo redes de financiamiento ilícito que sustentan sus operaciones a nivel global.

 LA TRIPLE FRONTERA: UN ENCLAVE ESTRATÉGICO PARA EL CRIMEN TRANSNACIONAL

La influencia de Hezbollah en América Latina ha crecido de manera sostenida en las últimas décadas. A través de una compleja red de actividades ilícitas —que incluyen el lavado de dinero, el narcotráfico y otras formas de crimen organizado—, la organización ha logrado establecer una base operativa que representa una amenaza creciente para la estabilidad regional.

Según un estudio elaborado por la corporación RAND, Hezbollah no solo ha afianzado su presencia mediante actividades encubiertas, sino que también ha desarrollado alianzas estratégicas con grupos criminales locales. Estas conexiones le han permitido operar con relativa libertad y escasa supervisión, en un contexto marcado por instituciones débiles y altos niveles de corrupción.

Uno de los principales puntos de interés para Hezbollah es la región de la Triple Frontera —donde confluyen Argentina, Paraguay y Brasil—, un área notoriamente permeable al tráfico de drogas y al lavado de dinero. Este enclave estratégico le ha servido a la organización para canalizar recursos hacia sus operaciones en Medio Oriente y otros lugares del mundo.

VENEZUELA Y OTROS ALIADOS: REDES DE APOYO INSTITUCIONAL Y POLÍTICO

El informe de RAND advierte que la falta de controles eficientes y la corrupción estructural en algunas entidades gubernamentales han facilitado la expansión de estas redes ilícitas. Este panorama constituye un desafío serio para la seguridad no solo a nivel regional, sino también internacional.

Venezuela ha sido identificada como otro punto clave en la red de operaciones de Hezbollah. Diversos informes de inteligencia señalan que el régimen de Nicolás Maduro habría brindado apoyo logístico y financiero a integrantes de la organización, permitiéndoles operar con mayor autonomía en el continente.

La preocupación en la comunidad internacional ha ido en aumento, especialmente por el riesgo de que estas redes sirvan como plataforma para planificar y ejecutar atentados fuera de América Latina. RAND subraya que esta situación requiere una respuesta coordinada entre los países latinoamericanos y sus aliados globales para neutralizar las redes de Hezbollah y reducir su influencia en el hemisferio occidental.

FINANZAS ILÍCITAS Y EMPRESAS FACHADA: UNA RED DIFÍCIL DE RASTREAR

El informe también enfatiza que la presencia de Hezbollah en la región tiene implicaciones de alcance global. Aprovechando las regulaciones laxas y la débil supervisión financiera en ciertos países, la organización ha logrado mover grandes cantidades de dinero mediante empresas pantalla y transacciones fraudulentas, dificultando su rastreo por parte de las autoridades.

Para contrarrestar esta amenaza creciente, el documento recomienda fortalecer la cooperación regional en materia de inteligencia, mejorar los marcos legales sobre financiamiento del terrorismo y aplicar mecanismos más rigurosos para rastrear flujos financieros sospechosos. También destaca la necesidad de reforzar el control fronterizo y supervisar con mayor firmeza las instituciones financieras, a fin de impedir su uso con fines delictivos.

 PROPAGANDA DIGITAL Y DESINFORMACIÓN: LA OTRA CARA DE LA AMENAZA

Otro aspecto alarmante es el uso de desinformación y propaganda digital por parte de Hezbollah. A través de redes sociales y plataformas en línea, la organización difunde mensajes diseñados para ganar apoyo entre ciertas comunidades y suavizar su imagen como grupo terrorista. Esta estrategia ha tenido cierto éxito en algunos sectores, lo que complica aún más los esfuerzos por desarticular su presencia en la región.

Ante este escenario, los gobiernos latinoamericanos enfrentan un complejo desafío: combatir el terrorismo transnacional sin comprometer su estabilidad interna ni su soberanía. Aunque algunos países han tomado medidas concretas para frenar las operaciones de Hezbollah en sus territorios, otros aún carecen de estrategias claras y efectivas. La falta de coordinación regional y los distintos intereses políticos obstaculizan una respuesta unificada.

La presión internacional, especialmente por parte de Estados Unidos, ha ido en aumento. Washington ha instado a los gobiernos del continente a designar formalmente a Hezbollah como organización terrorista y a endurecer las políticas de combate a su financiamiento. Sin embargo, la respuesta ha sido desigual: mientras algunos países han avanzado en esa dirección, otros se muestran reacios a adoptar estas medidas, temiendo repercusiones políticas y económicas.

 

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