El régimen teocrático de Irán continúa empleando la pena de muerte como herramienta de represión, a pesar de la creciente presión internacional para limitar o abolir esta práctica. En las últimas horas, se han producido al menos 11 ejecuciones en distintas ciudades del país, incluyendo Yasuj, Tabriz, Zahedan y Rasht.
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Entre las víctimas se encuentra una mujer, Mahrokh Khani, de 35 años, quien fue ejecutada en la prisión central de Tabriz por delitos de drogas. También se ejecutó a un ciudadano afgano, Mohammad Nabi Papalzehi, de 28 años, en la prisión de Zahedan, acusado de delitos relacionados con drogas.
La pena de muerte se ha convertido en una herramienta de represión en Irán, utilizada con frecuencia contra minorías y personas en situaciones de vulnerabilidad, lo que evidencia la falta de garantías y justicia en el sistema judicial iraní.
Las ejecuciones en Irán han generado un fuerte rechazo en la comunidad internacional, que ha condenado el uso excesivo de la pena de muerte en el país. Organizaciones de derechos humanos han denunciado la falta de garantías y justicia en el sistema judicial iraní, y han llamado a la abolición de la pena de muerte en el país.
AMNISTÍA INTERNACIONAL Y OTRAS ORGANIZACIONES
Organizaciones de derechos humanos, entre ellas Amnistía Internacional, han criticado repetidamente el uso de la pena de muerte en Irán, especialmente en casos relacionados con delitos de drogas
A pesar de la presión de la comunidad internacional para restringir o abolir la pena de muerte, Irán continúa aplicándola de manera constante, manteniéndose como uno de los países con mayor índice de ejecuciones en el mundo.
Activistas señalan que la pena capital se ha convertido en un instrumento de represión, que se aplica frecuentemente contra minorías étnicas, extranjeros y personas en situación de vulnerabilidad, reflejando la falta de justicia en el sistema judicial.
CONDENA A ACTIVISTA KURDA
Simultáneamente, el régimen iraní ha condenado a muerte a Varishe Moradi, una activista kurda y defensora de los derechos de las mujeres, acusada de “rebelión armada contra el Estado”.
La familia de Narges Mohammadi, premio Nobel de la Paz iraní actualmente encarcelada, difundió la noticia a través de su cuenta de X. Además, la Sección 15 del Tribunal Revolucionario de Teherán notificó a los abogados de Moradi la sentencia emitida tras la última audiencia del 6 de octubre.
La policía detuvo a Moradi el 1 de agosto de 2023 mientras viajaba entre Marivan y Sanandaj, y desde entonces ha estado en prisión.
Recientemente, Moradi realizó una huelga de hambre de 20 días para protestar contra las sentencias de muerte a disidentes. Es conocida por su trabajo en proyectos comunitarios orientados a la transformación social, así como por su activismo en favor de los derechos de las mujeres y la autonomía kurda.
La noticia de su condena a muerte se suma a las ejecuciones recientes, reavivando el debate sobre la pena capital en Irán y sus implicancias como herramienta de represión política y social bajo un régimen que continúa utilizando la violencia estatal para silenciar a sus opositores.