Internacional

Irán enfrenta un colapso hídrico inminente

Editado de agencias y medios internacionales por Cristian Navarro H.

Periodista

Irán
Foto: Publicado en X por @aguaorgmx
Teherán podría quedarse sin agua en semanas

La peor sequía en medio siglo, el alza récord de las temperaturas y décadas de mala gestión han empujado a Irán al borde de una crisis hídrica sin precedentes. El suministro de agua en Teherán, una ciudad de más de 10 millones de habitantes, está en riesgo de agotarse en cuestión de semanas, según advirtieron las autoridades.

Las imágenes de residentes acaparando tanques y botellas se multiplican, mientras los embalses se reducen a charcos y la presión del agua es insuficiente incluso para llegar al segundo piso de muchos edificios. “La crisis es más grave de lo que se reconoce públicamente”, alertó el presidente Masoud Pezeshkian, quien pidió tomar decisiones urgentes ante la inminente escasez total.

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RACIONAMIENTOS, CORTES Y MALESTAR SOCIAL

A la emergencia hídrica se suma una crisis energética que ha obligado a cortes programados de electricidad desde diciembre. Escuelas, oficinas y fábricas enfrentan cierres o reducciones de jornada, en un país golpeado por una reciente guerra de 12 días contra Israel y Estados Unidos.

En un intento por frenar el colapso, el gobierno ordenó esta semana el cierre de todas las oficinas públicas en Teherán y más de 20 ciudades, extendiendo el fin de semana. Sin embargo, las medidas parecen insuficientes: la Compañía de Agua reconoció que en algunas zonas el servicio se interrumpe por hasta 48 horas consecutivas. En barrios acomodados como Elahiyeh, incluso tras conseguir camiones cisterna, los vecinos descubrieron que el agua era salada e inutilizable.

“Mi madre ha llenado la cocina con botellas de agua, pero eso no nos salvará”, contó Nafiseh, una maestra de 36 años, que prefirió no revelar su apellido por temor a represalias.

UN PAÍS CON PETRÓLEO… PERO SIN AGUA

La crisis ha golpeado a todos los sectores. Pese a las vastas reservas de gas y petróleo del país, la escasez energética ha obligado a racionar la electricidad incluso en sectores estratégicos. En paralelo, los precios suben, los servicios básicos colapsan y crece el malestar social.

Expertos como Hamidreza Khodabakhshi, líder del sindicato de ingenieros hidráulicos, subrayan que sin reformas profundas en la gestión de agua y energía, las campañas de ahorro solo responsabilizan injustamente a los ciudadanos. Por su parte, el experto ambiental Kaveh Madani afirmó: “Hace una década, la escasez era un problema rural. Hoy, la amenaza alcanza a las grandes ciudades. Es un quiebre no económico, sino hídrico”.

Las causas del desastre son múltiples: uso ineficiente de recursos, desvío de agua hacia industrias como la siderurgia, sobreexplotación de acuíferos, represas mal planificadas y expansión urbana sin control. Todo esto agravado por el cambio climático, que ha dejado cinco años consecutivos de sequía. Según el Ministerio de Energía, las precipitaciones cayeron de 28 a menos de 15 centímetros anuales, y las reservas de las represas de Teherán están al 14 % de su capacidad.

HUMEDALES SECOS, TIERRA QUE SE HUNDE Y UNA POBLACIÓN AL LÍMITE

El impacto es visible. Humedales convertidos en desiertos, pozos secos, cosechas perdidas y ganado muerto. El suelo comienza a hundirse en zonas de Teherán, con descensos de hasta 30 centímetros por año.

“Recuerdo haber nadado aquí de niño. Hoy, puedo cruzar caminando”, lamentó Saeed, empresario de 37 años. En el sur, las condiciones son aún más duras: temperaturas superiores a los 48 °C, humedad sofocante y cortes eléctricos frecuentes impiden incluso usar aire acondicionado. “¿Cómo se supone que vivamos así?”, cuestionó Negin, madre de dos hijos en Bushehr.

Las protestas se reactivan. En ciudades como Sabzevar, cientos de personas gritaron frente a edificios públicos: “El agua, la electricidad, la vida es nuestro derecho”. En otras regiones —como Juzestán, Isfahán o Sistán y Baluchistán— la escasez ya había generado manifestaciones reprimidas violentamente en años anteriores.

La advertencia de los expertos es clara: sin una reforma estructural inmediata, el colapso podría ser irreversible. Y como advirtió Madani, la desigualdad será determinante: “Los ricos tendrán tanques. Los pobres sufrirán”.

 

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