Este sábado, en la capital italiana, Roma, se reanudaron las conversaciones clave entre Irán y Estados Unidos sobre el futuro del programa nuclear iraní. A la cabeza de las negociaciones está el ministro de Exteriores iraní, Abbas Araqchi, quien recibió «plena autoridad» del líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Khamenei, para tratar los términos de un acuerdo que podría redefinir las relaciones entre ambos países.
UN ACUERDO DIVIDIDO
La propuesta de Irán para avanzar en las conversaciones se basa en nueve puntos esenciales, según lo revelado por el asesor político de Khamenei, Alí Shamjani.
Entre las demandas más destacadas figuran garantías para preservar el acuerdo, la eliminación de las sanciones impuestas a Irán y la contención de «países alborotadores» como Israel, que se considera una de las principales amenazas para Teherán en la región.
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Uno de los puntos más controvertidos ha sido la postura de Irán frente al modelo de desarme nuclear seguido por Libia en 2003, que el régimen de Gadafi utilizó como base para desmantelar sus programas nucleares y químicos, pero que posteriormente se considera un error histórico que condujo a su caída.
«PLAN DE ACCIÓN INTEGRAL»
Las negociaciones de este sábado son las primeras desde la salida unilateral de EE.UU. del Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) en 2018 bajo la presidencia de Donald Trump, un acuerdo que había sido negociado por la administración de Barack Obama con el fin de restringir el programa nuclear de Irán a cambio de la eliminación de las sanciones económicas.
Trump argumentó que Irán no estaba cumpliendo con los términos del pacto y que el régimen estaba al borde de desarrollar un arma nuclear, algo que Teherán siempre negó. Desde entonces, las relaciones entre ambos países se han deteriorado, con tensiones que han ido en aumento.
¿PAZ O GUERRA?
Las conversaciones actuales se producen en un clima de extrema desconfianza. Mientras que la delegación de Irán exige garantías claras para la eliminación de sanciones y la preservación del acuerdo, Estados Unidos sigue manteniendo una postura cautelosa.
En paralelo, la administración de Trump ha aumentado la presión, tanto diplomática como económica, y no ha descartado la opción de recurrir a acciones militares si las negociaciones no avanzan.
A pesar de las amenazas de bombardear a Irán, Trump parece no tener prisa por recurrir a la vía militar, como lo dejó claro el jueves: “Creo que Irán quiere hablar”. Sin embargo, la Casa Blanca se mantiene firme en su postura de «máxima presión», lo que ha generado un clima de incertidumbre en torno al futuro del acuerdo nuclear.
AMENAZA DE UN CONFLICTO ARMADO
El presidente estadounidense ha sido claro en sus advertencias sobre las consecuencias de no llegar a un acuerdo. El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) ya ha alertado de que Irán no está lejos de conseguir la capacidad de desarrollar un arma nuclear, lo que aumenta el riesgo de un conflicto en una de las regiones más volátiles del mundo.
Con un alto riesgo de escalada, las delegaciones de ambos países continúan dialogando en Roma, bajo la mediación de terceros, y con la presión de conseguir un acuerdo que evite una crisis aún mayor en Medio Oriente.