Hamás atraviesa una crisis financiera sin precedentes en Gaza. La ofensiva económica de Israel ha paralizado los mecanismos de pago del grupo islamista, incapaz hoy de cubrir sueldos a combatientes ni empleados civiles, según una extensa investigación del Wall Street Journal.
Los fondos que antes fluían mediante ayuda humanitaria o canales internacionales han desaparecido. “Aunque dispongan de grandes cantidades de dinero en efectivo, su capacidad para distribuirlo sería muy limitada en estos momentos”, explicó Eyal Ofer, analista especializado en la economía del enclave.
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ISRAEL CORTA LAS VENAS ECONÓMICAS
Desde marzo, Israel bloqueó la entrada de ayuda humanitaria, una fuente clave de ingresos para Hamás, que confiscaba productos y los revendía en el mercado negro. También ha lanzado operaciones militares focalizadas contra su red financiera: eliminaron cambistas, atacaron centros logísticos y obligaron a funcionarios claves a desaparecer de la escena.
Antes del conflicto, Qatar enviaba 15 millones de dólares mensuales al grupo y se estimaban reservas por 500 millones, parte de ellas guardadas en Turquía. Tras el estallido de la guerra, Hamás saqueó cerca de 180 millones de dólares de bancos locales, pero el botín no alcanzó.
Con las fronteras selladas, establecieron impuestos a comerciantes, cobraron peajes en puestos de control y hasta vendieron la ayuda extranjera que lograban interceptar. “Hay una gran crisis en Hamas para conseguir el dinero”, afirmó al WSJ, Moumen Al-Natour, abogado y disidente del movimiento.
DE EFECTIVO A CLANDESTINIDAD
Durante la tregua de enero, Hamás logró cierta estabilidad al restablecer puntos de pago y cobrar en efectivo o en especie. Pero todo cambió en marzo. Con la reanudación de los combates, la estructura entró en la clandestinidad y los pagos se volvieron esporádicos, afectando incluso a rangos altos. En Ramadán, muchos cobraron apenas la mitad de sus salarios: entre 200 y 300 dólares.
La caída en los pagos no solo desestabiliza internamente al grupo, sino que frena el reclutamiento de nuevos combatientes. Israel avanza militarmente mientras en Gaza crecen las críticas contra Hamás por no lograr una salida al conflicto.
La crisis impacta también a la población civil. El shekel sigue siendo la moneda en Gaza, pero la circulación está colapsada. Sin nuevas remesas del banco central israelí desde hace 18 meses y con la mayoría de bancos destruidos, conseguir efectivo es una odisea.
Apps de pago electrónico y remesas del exterior alivian algo la situación, pero las comisiones de los cambistas superan el 20%. Según analistas, aún podrían circular hasta 3.000 millones de dólares en efectivo, aunque muchos billetes están rotos y sucios. Tanto así que surgió una industria informal de “reparación de dinero”, donde la gente lava, seca y repara los billetes con cinta adhesiva.