El conflicto en Gaza sigue siendo el frente más complejo de todos los que afectan al Oriente Medio. Aunque Israel mantiene un alto el fuego con Irán y busca nuevas relaciones diplomáticas con Líbano y Siria, la guerra en la Franja de Gaza no muestra señales de finalizar. El secuestro de medio centenar de rehenes por parte de Hamás sigue siendo una de las principales preocupaciones de las autoridades israelíes.
El último movimiento diplomático de Israel ha sido el envío a Washington de Ron Dermer, uno de los principales negociadores israelíes y estrecho colaborador del primer ministro Benjamín Netanyahu. Este viaje no incluye, al menos por el momento, desplazamientos a Doha (Qatar) ni a El Cairo (Egipto), dos países que han jugado un papel fundamental en las negociaciones con Hamás.
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LA POSTURA ISRAELÍ
El ministro de Exteriores israelí, Gideon Saar, se mostró este lunes firme en cuanto a las intenciones de su país de alcanzar un acuerdo para la liberación de los rehenes y un alto el fuego en Gaza. Sin embargo, Saar también dejó claro que el gobierno de Netanyahu no está dispuesto a aceptar las condiciones de Hamás, que incluyen la retirada definitiva de las tropas israelíes y el fin permanente de los ataques sobre Gaza.
“Hemos aceptado las propuestas de Steve Witkoff, el enviado especial de EE. UU., pero lamentablemente hasta ahora, Hamás no ha mostrado disposición para ceder», señaló Saar, subrayando que Israel sigue comprometido con una «solución temporal» que permita abordar la crisis humanitaria sin ceder ante las «demandas extremas» del grupo palestino.
El gobierno israelí se enfrenta a presiones tanto internas como externas, ya que la comunidad internacional sigue insistiendo en la necesidad de una solución humanitaria inmediata para los miles de civiles atrapados en Gaza. La situación es crítica, y el acceso a alimentos y agua sigue siendo un desafío para los gazatíes, debido al bloqueo israelí y la escasa ayuda que llega al territorio.
AYUDA HUMANITARIA
En respuesta a la creciente crisis humanitaria, Israel ha establecido un sistema de distribución de ayuda gestionado por la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF, por sus siglas en inglés), en colaboración con Estados Unidos. Este sistema ha sido muy criticado por la ONU y por las autoridades locales, que acusan a Israel de usarlo para mantener el control sobre la distribución de recursos y de despojar a Gaza de su capacidad para gestionar su propia ayuda.
Según informes locales, más de 500 personas han muerto debido a la implementación de este sistema. El diario Haaretz publicó recientemente que el ejército israelí ha dado órdenes de disparar a palestinos desarmados que se acercan a los puntos de distribución de ayuda, lo que ha exacerbado aún más las tensiones en la región.
TENSIONES
Dentro del gobierno israelí, las diferencias sobre la estrategia a seguir para resolver la crisis también son evidentes. El ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, líder del partido Sionismo Religioso, se ha mostrado tajante en su rechazo a cualquier acuerdo que implique la liberación de los rehenes a cambio de concesiones territoriales.
Según Smotrich, ceder a las demandas de Hamás sería una «rendición» que enviaría un mensaje al mundo de que secuestrar judíos es la manera de doblegar a Israel.
«Estamos en medio de una campaña contra una organización terrorista que ya está derrotada. Si cedemos ahora, el mundo entenderá que la manera de derrotar a Israel es secuestrar judíos», afirmó Smotrich durante una reunión con su partido.
SIRIA Y LÍBANO
A pesar de los desafíos en Gaza, Israel continúa ampliando su esfera de influencia diplomática. El ministro Saar expresó recientemente el interés de Israel en expandir los Acuerdos de Abraham, que normalizan las relaciones diplomáticas con varios países árabes.
«Israel está interesado en ampliar el círculo de paz con países como Siria y Líbano», señaló Saar, aunque advirtió que las negociaciones no incluirán los territorios sirios ocupados, especialmente los Altos del Golán, que Israel considera parte de su soberanía desde hace más de 40 años.
La Administración de Donald Trump, que jugó un papel fundamental en la creación de los Acuerdos de Abraham en 2020, sigue siendo un aliado clave de Israel. El presidente estadounidense busca ahora ampliar ese círculo de paz, incluyendo a nuevos países árabes en el proceso de normalización de relaciones con Israel.