Un giro político sacude al Congreso estadounidense. Varios legisladores demócratas, incluido el líder de la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, están tomando distancia del poderoso lobby proisraelí AIPAC, cuya lealtad incondicional a Benjamin Netanyahu choca cada vez más con la base progresista del partido y con un electorado crítico de la guerra en Gaza.
JEFFRIES ROMPE CON AIPAC Y ABRAZA A J STREET
Por primera vez, Jeffries aceptó el respaldo de J Street, un grupo de presión que defiende la solución de dos Estados y cuestiona abiertamente las políticas del Gobierno israelí. Desde 2008, esta organización ha intentado competir con AIPAC —considerado el lobby proisraelí más influyente de Washington—, con el que Jeffries mantenía una relación estrecha. Su decisión representa una ruptura simbólica que ‘The New York Times’ calificó como “un terremoto silencioso” en el Capitolio.
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La reacción no tardó en llegar. El popular locutor Charlamagne Tha God lo apodó “Aipac Shakur”, insinuando que el demócrata había sido más fiel al lobby que a sus votantes. Para Steven Ekovich, profesor emérito de la Universidad Americana de París, el cambio era inevitable:
“Jeffries debe responder a una base demócrata más joven, progresista y crítica con Israel. Su desafío es atraer a ese electorado mediante J Street sin perder el respaldo tradicional de AIPAC”.
UN GIGANTE CON GRIETAS
Durante décadas, AIPAC ha dominado el Congreso gracias a su financiación y presencia constante en los debates clave. Con más de cinco millones de miembros declarados, ha asegurado el flujo continuo de ayuda militar a Israel y el veto estadounidense en la ONU a resoluciones críticas con la política israelí en Gaza y Cisjordania.
Su poder también se ha basado en la capacidad de castigar a quienes considera adversarios: en 2024 destinó más de 23 millones de dólares para derrotar a legisladores críticos como Cori Bush y Jamaal Bowman. En Oregón, invirtió más de un millón de dólares para impulsar la candidatura de Maxine E. Dexter frente a un rival apoyado por Bernie Sanders y J Street.
LA GUERRA EN GAZA CAMBIA EL TABLERO
La ofensiva israelí en Gaza ha marcado un antes y un después. La retórica de AIPAC, que presenta la guerra como “justa y moral”, ha alienado a un número creciente de legisladores demócratas. Figuras que tradicionalmente recibían donaciones del lobby —como Morgan McGarvey (Kentucky), Deborah Ross y Valerie Foushee (Carolina del Norte)— han anunciado públicamente que ya no aceptarán su dinero. Foushee incluso firmó la Ley para el Bloqueo de las Bombas, que busca suspender el envío de armas a Israel si no se cumplen condiciones humanitarias mínimas.
Este distanciamiento también se refleja en gestos políticos: los viajes anuales organizados por AIPAC a Israel, antes considerados casi obligatorios para los nuevos congresistas, pierden convocatoria. En 2019 participaron más de 40 demócratas; este año, solo 14.
“AIPAC era intocable. Hoy, los demócratas se atreven a decir que ya no lo es”, resume la politóloga Marie Assaf, de la EHESS.
UN CÁLCULO ELECTORAL Y FINANCIERO
Según Assaf, este viraje responde también a razones electorales. A poco más de un año de las elecciones legislativas intermedias, los demócratas buscan evitar errores como el apoyo incondicional de Kamala Harris a Israel, que pudo costarle votos en 2024.
“Criticar a Israel ya no es un riesgo político; en algunos distritos se ha convertido en una estrategia necesaria para recuperar el apoyo de jóvenes muy movilizados por Palestina”, explica.
No obstante, AIPAC aún conserva una carta poderosa: el dinero. Su advertencia a los candidatos es clara: sin sus donaciones, competir con los multimillonarios que financian a los republicanos será más difícil.
OPINIÓN PÚBLICA EN TRANSFORMACIÓN
Este cambio político está respaldado por un viraje en la sociedad estadounidense. Una encuesta de The New York Times y la Universidad de Siena detectó una disminución del apoyo a Israel y una clara desaprobación de su gestión en Gaza. Incluso aliados históricos de AIPAC, como Ritchie Torres y Cory Booker, han reconocido la gravedad de la crisis humanitaria; Torres llegó a comparar la guerra con el atolladero de Irak.
A pesar de la pérdida de influencia, AIPAC mantiene una red sólida de apoyo: financia a más de la mitad de los legisladores demócratas y a gran parte del liderazgo en la Cámara. Treinta de ellos, que han recibido 56 millones de dólares en donaciones de organizaciones proisraelíes, instaron recientemente al senador Marco Rubio a bloquear cualquier reconocimiento de Palestina en la ONU.
Steven Ekovich concluye. “El compromiso de EE.UU. con la seguridad de Israel sigue firme, pero esta transformación podría influir en temas clave, como el suministro de armas o la presión diplomática sobre los asentamientos”.
«AIPAC se está convirtiendo en una marca cada vez más tóxica para algunos demócratas en el Capitolio»
Los demócratas que una vez contaron con AIPAC entre sus principales donantes se han negado en las últimas semanas a recibir las donaciones del grupo.
Las encuestas muestran que… https://t.co/2uvl7cDwvy
— Amador Auad H. (@butkita) October 3, 2025