Desde 2022, el Líbano ha experimentado una notable ausencia de un jefe de estado, atribuible al fracaso de las facciones políticas nacionales y las partes interesadas a la hora de lograr un consenso político.
Sin embargo, el reciente cese de las hostilidades entre Hezbolá e Israel ha aumentado la urgencia de llegar a un acuerdo político, lo que ha llevado al Parlamento a convocar una sesión para la elección de un presidente el 9 de enero, en medio de una crisis multifacética que abarca dimensiones políticas, económicas y geopolíticas.
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El presidente del Parlamento, Nabih Berri, convocó formalmente la sesión tras su compromiso de fijar una fecha inmediatamente después del alto el fuego, que se alcanzó el 26 de noviembre.
En una asamblea pública, Berri subrayó la necesidad de contar con una figura presidencial que «una y no divida» a la población libanesa, cuyas divergencias se han exacerbado como consecuencia del conflicto.
HEZBOLÁ Y LA POLARIZACIÓN EN EL LÍBANO
El respaldo de Hezbolá a Hamás en el actual conflicto con Israel ha polarizado a la sociedad libanesa.
Si bien algunas facciones critican a la organización chiíta por enredar a la nación en un conflicto incontrolable, otras la consideran una formidable entidad de resistencia que protege la frontera sur.
La muerte de su líder, Hassan Nasrallah, a causa de un ataque aéreo israelí, supuso un importante revés para Hezbolá, cuyo líder recién nombrado, Naïm Qassem, ha prometido participar en el proceso electoral presidencial.
UN FRÁGIL ALTO EL FUEGO Y LA PRESIÓN INTERNACIONAL
El acuerdo de alto el fuego entre Hezbolá e Israel implica la retirada gradual de las fuerzas militares israelíes durante un período de 60 días, mientras que las Fuerzas Armadas Libanesas aumentan su despliegue en la región meridional del país, con el apoyo de la FPNUL.
Francia, que ha participado en las negociaciones junto con los Estados Unidos, ha abogado por la inminente celebración de elecciones presidenciales como medida fundamental para restaurar la soberanía y la estabilidad del Líbano.
LA URGENCIA DE UN CONSENSO POLÍTICO
El mandato presidencial de Michel Aoun concluyó el 31 de octubre de 2022, precipitando un vacío político que ha obstaculizado la implementación de medidas legislativas y soluciones a la crisis económica.
De acuerdo con la Constitución libanesa, la presidencia debe estar ocupada por un representante de la comunidad cristiana; sin embargo, los cismas internos, caracterizados por la lealtad a Irán y Siria, a diferencia de las naciones de Occidente y del Golfo, han obstaculizado el logro de un consenso.
La próxima elección presidencial del 9 de enero representa una coyuntura crítica para el Líbano, ya que ofrece la oportunidad de avanzar hacia la estabilidad y hacer frente a los desafíos que han socavado a la nación en los últimos años.