El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, ha elevado una queja formal ante el gobierno de Estados Unidos por las condiciones en las que fueron deportados 88 migrantes brasileños, quienes viajaron esposados durante un vuelo que aterrizó en Manaos, Brasil.
Este incidente, que marca la primera deportación de brasileños bajo la administración de Donald Trump, ha generado una respuesta contundente por parte del gobierno de Lula, incluyendo la convocatoria a una reunión urgente de la CELAC para abordar la situación.
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En el vuelo, programado originalmente para llegar a Belo Horizonte, se presentaron incidentes debido a problemas técnicos con el aire acondicionado durante una escalada en Manaos. Esto provocó un movimiento entre los pasajeros, quienes llegaron incluso a activar la puerta de emergencia y protestaron caminando sobre las alas del avión.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil calificó el uso de esposas como un trato «degradante» e «inhumano», exigiendo explicaciones a las autoridades estadounidenses.
CRÍTICAS AL USO DE ESPOSAS Y RESPUESTA BRASILEÑA
El ministro de Justicia, Ricardo Lewandowski, condenó enérgicamente el uso de esposas, describiéndolo como una «violación a los derechos fundamentales».
El gobierno brasileño organizó el traslado de los deportados en un avión de la Fuerza Aérea Brasileña hacia Belo Horizonte, donde la ministra de Derechos Humanos, Macaé Evaristo, los recibió.
En un video difundido en redes sociales, Evaristo subrayó la necesidad de que las políticas migratorias respeten los derechos humanos.
«As políticas imigratórias não podem violar os direitos humanos», diz a ministra dos Direitos Humanos e da Cidadania, Macaé Evaristo, sobre os brasileiros deportados pelos EUA.
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— GloboNews (@GloboNews) January 27, 2025
Uno de los deportados relató las condiciones del vuelo: «Pasé casi 50 horas esposado, sin comer bien, y llevo cinco días sin ducharme». Estas declaraciones refuerzan las críticas hacia el trato recibido.
DOBLE ESTÁNDAR EN LA GESTIÓN DE VUELOS DE DEPORTACIÓN
La controversia resalta una aparente contradicción en la postura del gobierno de Lula. Desde que consideró su tercer mandato, se han registrado 33 vuelos de deportación de brasileños desde Estados Unidos, incluidos 32 durante la administración Biden, en los que también se utilizó el uso de esposas sin generar protestas similares. Según datos del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, el gobierno de Biden ha deportado un mayor número de brasileños en comparación con administraciones anteriores.
El vicepresidente Geraldo Alckmin defendió las medidas tomadas por el gobierno brasileño, subrayando que la dignidad humana es un principio fundamental en la Constitución de Brasil.
Sin embargo, la oposición liderada por Eduardo Bolsonaro aprobó el incidente para criticar la gestión de Lula, acusando al gobierno de aplicar un doble estándar al condenar las deportaciones recientes mientras guardaba silencio ante las realizadas por Biden.
CRISIS MIGRATORIA MÁS ALLÁ DE ESTADOS UNIDOS
El problema de los migrantes brasileños no se limita a Estados Unidos. En el Reino Unido, más de 600 brasileños han sido deportados en los últimos meses, mientras que en Argentina y Portugal las condiciones económicas y sociales han empeorado para los emigrantes.
En Portugal, la comunidad brasileña enfrenta discriminación, xenofobia y un aumento en los costos de vida, lo que ha llevado a muchos a solicitar ayuda para regresar a Brasil.
La creciente presión sobre las comunidades migrantes brasileñas refleja una crisis global que ha puesto en evidencia las deficiencias en las políticas de protección a ciudadanos en el extranjero.
Lula da Silva ha prometido abordar estas problemáticas en futuras reuniones bilaterales y en foros internacionales como la CELAC.
