El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, generó controversia tras entregar fusiles de asalto de origen ruso a los grupos de milicianos que respaldan su gobierno.
En el marco de la inauguración de la ODIS (órganos de dirección integral), el Mandatario señaló que el equipamiento servirá para «defender la paz» en sus propias palabras, para su asunción presidencial que se llevará a cabo el 10 de enero.
Asimismo, el acto se realizó en presencia de altos mandos militares, representantes de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y grupos comunitarios simpatizantes del régimen.
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Los fusiles, que provienen de un acuerdo de cooperación militar con Rusia, refuerzan el armamento de estas fuerzas civiles organizadas por el régimen, que desempeñan un papel clave en la seguridad interna del país.
En ese sentido, Maduro justificó la entrega de los fusiles como parte de una estrategia para fortalecer la defensa del país frente a lo que considera amenazas externas e internas, en especial los intentos de injerencia por parte de Estados Unidos y otros países aliados.
Sin embargo, la medida ha generado una fuerte preocupación tanto a nivel nacional como internacional, debido al creciente poder de los grupos paramilitares en Venezuela.
REPRESIÓN POLÍTICA
Los opositores del gobierno aseguran que este acto refleja un intento de Maduro por consolidar su control a través de estructuras extrajudiciales, cuyos miembros a menudo están involucrados en actividades de represión política.
Además, la comunidad internacional expresó su alarma sobre el uso potencial de estos grupos armados para sofocar cualquier intento de oposición durante la asunción presidencial y en el futuro cercano.
Esta entrega de armas a milicianos por parte de Maduro se suma a una serie de medidas que buscan reforzar el poder del gobierno en un país sumido en la crisis política y económica, y en un contexto de creciente aislamiento internacional.
