China y Rusia pidieron una desescalada del conflicto entre Irán e Israel, al cual Estados Unidos está considerando entrar, y buscan proyectarse como posibles mediadores.
Ayer en una llamada telefónica entre Xi Jinping y Vladimir Putin, ambos líderes condenaron enérgicamente las acciones de Israel, calificándolas de violación de la Carta de la ONU y otras normas del derecho internacional, según el Kremlin.
En el comunicado de Beijing, Xi adoptó un tono más mesurado y no llegó a condenar explícitamente a Israel, a diferencia de su ministro de Asuntos Exteriores, que hizo precisamente eso en una llamada con su homólogo iraní la semana pasada.
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En lugar de ello, el líder de China instó a las partes en conflicto, “especialmente a Israel”, a cesar el fuego lo antes posible para evitar una mayor escalada y un impacto regional.
Además, en un mensaje velado a Trump, Xi enfatizó que las “grandes potencias” que tienen una influencia especial sobre las partes en conflicto deberían trabajar para “enfriar la situación, no lo contrario”.
FUENTE DE INESTABILIDAD
Desde hace tiempo Beijing ha acusado a Washington de ser una fuente de inestabilidad y tensiones en Medio Oriente, y algunos académicos chinos ahora están aprovechando la crisis de Irán para subrayar ese punto.
Liu Zhongmin, experto en Oriente Medio de la Universidad de Estudios Internacionales de Shanghai, atribuyó el último estallido a la incertidumbre creada por la segunda presidencia de Trump y a la naturaleza caótica, oportunista y transaccional de su política en Oriente Medio, publicó CNN.
“(Trump) ha socavado gravemente la autoridad y la credibilidad de la política estadounidense en Oriente Medio, ha erosionado el liderazgo y la imagen de Estados Unidos entre sus aliados y, al mismo tiempo, ha debilitado su capacidad de amenazar y disuadir a los adversarios regionales”, escribió Liu en los medios estatales.