La noche del martes 18 de febrero, un grupo de migrantes deportados de Estados Unidos a Panamá fue trasladado a un albergue en la región selvática del Darién.
La administración de Trump deportó a 299 migrantes originarios de Irán, China, India, Pakistán, Vietnam y Afganistán, entre otros países.
De acuerdo a las autoridades panameñas, «171 de ellos aceptaron regresar de forma voluntaria» a su país.
El resto fue trasladados a un albergue en el Darién.
Las autoridades panameñas tomaron la decisión mientras trabajan en resolver la situación de estos migrantes que inicialmente fueron alojados en un hotel en la capital.
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«EL INFIERNO VERDE»
La región del Darién, conocida por su densa selva y condiciones difíciles, ha sido utilizada en los últimos años como una ruta de tránsito para llegar al norte del continente.
Por sus duras característica ha sido denominada como el «infierno verde» o el «Tapón de Darién».
El traslado de estos migrantes a un albergue en esta área refleja la poca preparación de las autoridades regionales para enfrentar los desafíos migratorios.
A pesar de esto, las autoridades panameñas han aseguran que están garantizando la asistencia necesaria para los migrantes durante su estancia en el albergue.
«Nosotros les brindamos a ellos todas las atenciones necesarias, médicas y de comodidad, y lo seguiremos haciendo hasta que el último de ellos salga de nuestro país, que es lo que se pactó con el gobierno de Estados Unidos», dijo el ministro de Seguridad panameño, Frank Ábrego.
Mientras tanto, organismos internacionales y organizaciones no gubernamentales monitorean la situación.
Intentan brindar apoyo y garantizar el respeto de los derechos humanos.
Este traslado pone de relieve la compleja situación migratoria en la región, y la necesidad de cooperación entre países para abordar la migración.
La situación de los migrantes en el Darién sigue siendo un tema de preocupación y discusión tanto a nivel nacional como internacional.
