Internacional

«No hay mendigos»: renuncia ministra cubana tras dichos negacionistas

Valeria Lagos

ministra cubana
Marta Elena Feitó dejó el cargo tras desatar una ola de críticas por afirmar que quienes piden en la calle «están disfrazados», negando la pobreza que golpea a millones en la isla.

La ministra de Trabajo y Seguridad Social de Cuba, Marta Elena Feitó, renunció a su cargo este martes luego de emitir polémicas declaraciones ante la Asamblea Nacional, donde aseguró que en Cuba “no hay mendigos”, sino personas que se “disfrazan” como tales para aparentar vulnerabilidad.

Sus dichos provocaron un fuerte rechazo ciudadano, en un contexto marcado por la peor crisis económica de las últimas tres décadas en la isla, con escasez de alimentos, medicinas, apagones y pobreza generalizada. Según el Observatorio Cubano de Derechos Humanos, el 89% de la población vive en pobreza extrema.

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Minutos después de sus palabras, el gobierno cubano difundió una nota oficial en la televisión estatal, donde comunicó que la ministra había reconocido sus errores y presentado su renuncia.

El Buró Político y el Consejo de Estado aceptaron su dimisión por la “falta de objetividad y sensibilidad” con que abordó la realidad social cubana.

En redes sociales, el propio presidente Miguel Díaz-Canel aludió al tema sin nombrarla directamente, afirmando: “La Revolución no puede dejar a nadie atrás, esa es nuestra divisa, nuestra responsabilidad militante”.

REALIDAD INNEGABLE

El contraste entre las declaraciones de la ministra y los datos oficiales es evidente. La propia Feitó había reportado en 2024 que más de 350.000 personas eran beneficiarias de programas sociales por situación de vulnerabilidad. Además, 189.000 familias figuran como necesitadas de ayuda estatal, entre los 9,7 millones de habitantes de la isla.

En el mismo informe se detalló que 3.700 personas vivían en centros de protección social, el 38% de ellas sin un domicilio al que regresar.

A esto se suma una contracción del 11% del PIB en cinco años, según cifras oficiales, lo que ha llevado a miles a buscar alternativas informales como limpiar parabrisas, pedir limosna o recolectar materiales.

La renuncia de Feitó refleja la creciente desconexión entre la élite política cubana y la vida cotidiana de sus ciudadanos, donde la pobreza, antes invisibilizada, comienza a ocupar el centro del debate público.

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