La violencia en Medio Oriente volvió a recrudecer este jueves con una serie de ataques del Ejército israelí que dejaron al menos 22 palestinos muertos en la Franja de Gaza, entre ellos 10 niños y 3 mujeres, según reportes del Hospital Al Aqsa. El hecho más grave ocurrió en la ciudad de Deir el Balah, cuando cazas israelíes bombardearon una fila de civiles que aguardaban el reparto de suplementos nutricionales para menores.
Según la agencia oficial palestina Wafa, 17 personas murieron en el ataque contra la rotonda de Al Tayyarah. Otros cinco fallecimientos se registraron en distintos puntos. Cuatro en el barrio Zeitún de Gaza y uno más en Jan Yunis, en el sur del enclave. Con estos decesos, el total de víctimas mortales desde la medianoche se elevó a 40, según fuentes médicas locales.
El Ministerio de Sanidad de Hamás denunció que al menos 2.500 cadáveres siguen atrapados bajo los escombros, imposibles de recuperar por la falta de maquinaria pesada. Además, se estima que el 90 % de la población ha sido desplazada. Y, que el 85 % del territorio está bajo órdenes de evacuación o en zonas catalogadas como “de combate”.
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Israel, por su parte, argumenta que los ataques forman parte de una operación para neutralizar objetivos militares. Según el Ejército, en la última semana fueron desmanteladas más de 130 infraestructuras de Hamás y Yihad Islámica, incluidos arsenales, túneles y centros de mando. Las acciones, coordinadas con el Shin Bet y la inteligencia militar, incluyeron ataques aéreos sobre 180 objetivos y enfrentamientos terrestres encabezados por la División 162 en el norte y la Brigada Golani en el sur.
«LIMPIEZA ÉTNICA»
Desde noviembre de 2024, Human Rights Watch (HRW) ha denunciado que Israel estaría ejecutando una “limpieza étnica” en Gaza, mediante un desplazamiento forzoso masivo e injustificado. La situación humanitaria se agrava por el bloqueo al ingreso de alimentos, agua potable, medicamentos y combustible.
El propio Ejército israelí declaró que planea concentrar a los 2,1 millones de gazatíes en Rafah, desde donde podrían ser reubicados en terceros países, si estos aceptan recibirlos. Hasta ahora, ningún gobierno ha confirmado una disposición oficial para acoger a refugiados palestinos en ese contexto.
OFENSIVA EN LÍBANO
Simultáneamente, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) ampliaron sus operaciones militares en el sur del Líbano. En acciones lideradas por la División 91, se destruyeron instalaciones de Hezbollah en zonas montañosas como Jabal Balat y Levona. También se registraron ataques aéreos en Trípoli y las cercanías de Beirut. En aparente respuesta a lo que Tel Aviv considera violaciones del alto el fuego firmado en noviembre pasado.
Uno de los objetivos eliminados fue Hussein Ali Muzhir, jefe de armamento de Hezbollah en la región de Zahrani, a quien Israel responsabiliza de los recientes ataques contra su territorio.
Pese a la vigencia formal del acuerdo de tregua, los enfrentamientos entre Hezbollah e Israel no han cesado, y la tensión sigue en aumento. Tel Aviv, que aún mantiene presencia militar en cinco puntos estratégicos del Líbano, asegura que sus operaciones buscan “garantizar el cumplimiento” de los términos pactados.
Mientras tanto, las víctimas civiles se siguen acumulando, y la crisis humanitaria en Gaza alcanza niveles alarmantes.