El príncipe Harry protagoniza un juicio de diez semanas contra News Group Newspapers (NGN), filial del imperio mediático de Rupert Murdoch, a quien acusa de haber utilizado métodos ilegales para obtener exclusivas.
Entre estas prácticas se señalan escuchas telefónicas, el empleo de detectives privados y el encubrimiento sistemático por parte de los altos directivos.
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El caso, que se desarrolla en el Tribunal Superior de Londres, incluye una treintena de artículos publicados por The Sun y el clausurado News of the World entre 1996 y 2011. Estas publicaciones habrían utilizado información obtenida de manera ilícita para alimentar su cobertura mediática.
ACUSACIONES
Aunque el juez Timothy Fancourt descartó estudiar las acusaciones de escuchas telefónicas ilegales por estar prescritas, otras alegaciones relacionadas con actividades encubiertas y espionaje aún están bajo escrutinio.
Entre los directivos implicados destacan Rebekah Brooks, antigua editora de The Sun y actual ejecutiva de NGN, y Will Lewis, ahora consejero delegado de The Washington Post.
La defensa de NGN argumenta que varios de los cargos presentados han prescrito y planea desmentir las acusaciones en el juicio. En anteriores casos, la compañía ha intentado llegar a acuerdos extrajudiciales, como ocurrió con figuras públicas como Hugh Grant, aunque Enrique y el parlamentario laborista Tom Watson decidieron continuar con el litigio para buscar responsabilidades.
COSTAS LEGALES
El príncipe Enrique busca sentar un precedente contra el periodismo sensacionalista, aunque enfrenta riesgos financieros significativos.
Si la compensación otorgada por el juez resulta menor a la ofrecida previamente por NGN para un acuerdo extrajudicial, Enrique podría asumir las millonarias costas legales de ambas partes.
En declaraciones previas, Enrique subrayó que su motivación no es económica, sino su deseo de exigir responsabilidad a los medios de comunicación y proteger a futuras generaciones de las tácticas invasivas de la prensa sensacionalista británica.