Desde el Gran Palacio del Kremlin y bajo la solemne atmósfera de una conmemoración histórica, Vladimir Putin y Xi Jinping reafirmaron este jueves una alianza que trasciende lo simbólico.
En el marco del 80º aniversario del triunfo sobre la Alemania nazi, el presidente chino se convirtió en el invitado de mayor perfil entre los más de 30 líderes presentes en Moscú, consolidando una relación que ha cobrado especial protagonismo desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania.
Ambos líderes usaron la evocación de la Segunda Guerra Mundial para enviar mensajes a Occidente. “Defendemos la verdad histórica y combatimos el neonazismo moderno”, dijo Putin, haciendo referencia a su ofensiva a Ucrania; Xi Jinping, por su parte, respaldó a Moscú frente al “acoso hegemónico” y abogó por una acción conjunta “responsable” de las grandes potencias del siglo XXI.
Putin recordó las pérdidas humanas colosales sufridas por la Unión Soviética (27 millones) y China (37 millones), destacando la memoria compartida como base para una cooperación política cada vez más profunda. Para Moscú, este relato no es solo memoria. Es un argumento estratégico.
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UNA RELACIÓN NO COYUNTURAL
Ambos mandatarios insistieron en que sus vínculos son “igualitarios y mutuamente beneficiosos”, no dirigidos “contra nadie”. Pero los hechos muestran que, desde la guerra en Ucrania, Rusia se ha vuelto crecientemente dependiente de China, tanto en términos económicos como diplomáticos.
En ese contexto, Putin anunció un nuevo acuerdo de defensa y fomento de inversiones que superará los 200.000 millones de dólares. El comercio bilateral ya alcanza los 245.000 millones anuales, con sectores como el energético, automotor y tecnológico como pilares. Rusia lidera las exportaciones de petróleo y gas a China, y es el principal importador mundial de vehículos chinos.
Además, se confirmó la construcción de un nuevo gasoducto en el Lejano Oriente que abastecerá a China con 10.000 millones de metros cúbicos de gas al año desde 2027, reforzando el rol energético ruso como sostén de esta relación estratégica.
UNA TREGUA QUE NO SE CUMPLE
La visita se produce mientras Ucrania denuncia violaciones al alto el fuego declarado por Putin para los días conmemorativos. Ataques rusos con bombas guiadas en la región de Sumy y nuevos embates con drones mantienen el conflicto encendido.
Zelensky calificó las celebraciones como un “desfile de cinismo” y reiteró su llamado a un cese al fuego de 30 días, propuesta apoyada por EE.UU. pero rechazada por Moscú.
Como muestra de este eje político-militar, una guardia de honor china participará en el desfile del viernes en la Plaza Roja. Putin, en tanto, prometió asistir a los festejos por la victoria de China sobre Japón el 3 de septiembre. Son gestos coreografiados que buscan consolidar una narrativa de victoria compartida frente a enemigos comunes, reales o simbólicos.
Mientras tanto, los ataques ucranianos con drones han sembrado caos logístico en Rusia, obligando al cierre de decenas de aeropuertos. El Kremlin asegura estar tomando “todas las medidas necesarias” para garantizar la seguridad de los líderes extranjeros durante el desfile.
🇷🇺🤝🇨🇳Xi Jinping llega al Kremlin para reunirse con Vladímir Putin
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— RT en Español (@ActualidadRT) May 8, 2025