Este 5 de noviembre, Estados Unidos no solo elige a su próximo presidente, también decide la nueva composición del Congreso: la totalidad de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. Con la atención centrada en la contienda entre Kamala Harris y Donald Trump, las elecciones al Congreso son igualmente cruciales.
¿Qué escaños están en juego? ¿Cuáles son los posibles escenarios? ¿Por qué es relevante para la política estadounidense? Aquí le explicamos todo.
LA IMPORTANCIA DEL CONGRESO
Para entender la importancia de estas elecciones, es crucial conocer el papel que juega el Congreso en Estados Unidos. Se trata de una de las instituciones más poderosas del sistema político del país, encargada de crear y aprobar leyes que afectan a todas las esferas de la vida estadounidense, tanto a nivel local como internacional.
Además, funciona como contrapeso del Poder Ejecutivo, supervisando y limitando las acciones del presidente.
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El Congreso está compuesto por dos cámaras: el Senado y la Cámara de Representantes. Ambas tienen tareas específicas, como cuestiones presupuestarias, nombramientos de altos cargos, declaración de guerra y reformas legislativas.
El Senado, formado por 100 miembros, tiene la facultad de confirmar nombramientos presidenciales y ratificar tratados internacionales, mientras que la Cámara de Representantes, con 435 miembros, se centra en las preocupaciones más locales de los ciudadanos y tiene un papel esencial en la aprobación del presupuesto federal.
¿QUÉ SE ELIGE EL 5 DE NOVIEMBRE?
El sistema electoral para ambas cámaras difiere. Este 5 de noviembre, los ciudadanos votarán por un tercio del Senado (34 escaños) y por la totalidad de la Cámara de Representantes (435 escaños).
La razón de esta diferencia radica en la búsqueda de estabilidad en el Senado, cuyos miembros tienen mandatos de seis años con renovación escalonada, mientras que la Cámara se renueva cada dos años, reflejando de manera más directa las preocupaciones del electorado.
COMPOSICIÓN ACTUAL Y LO QUE ESTÁ EN JUEGO
Actualmente, el Senado tiene una ligera mayoría demócrata, mientras que la Cámara de Representantes está controlada por los republicanos, también por un estrecho margen.
Según los expertos, podría darse un escenario inédito en el que ambas cámaras cambien de control.
Para que esto suceda, los republicanos necesitan ganar uno o dos escaños en el Senado y mantener sus actuales posiciones, mientras que los demócratas necesitan conquistar cuatro escaños adicionales para controlar la Cámara de Representantes.
El mapa electoral parece favorecer a los republicanos, ya que deben defender solo 11 escaños, mientras que los demócratas necesitan retener 23, muchos de ellos en estados republicanos o péndulo.
Por otro lado, los demócratas buscarán ganar escaños republicanos en la Cámara, especialmente en distritos clave de Nueva York, California y Texas.
ESCENARIOS Y CONSECUENCIAS PARA HARRIS O TRUMP
Si Donald Trump resulta ganador y los republicanos controlan ambas cámaras, tendría vía libre para implementar su agenda y revertir muchas de las políticas de la administración Biden.
Por el contrario, si Kamala Harris gana la presidencia pero enfrenta un Congreso republicano, encontrará grandes dificultades para avanzar en temas como el cambio climático, los derechos civiles y la salud reproductiva.
En caso de que el Senado permanezca bajo control demócrata, Harris podría al menos garantizar la aprobación de sus nominaciones judiciales y de otros cargos clave.
Pero un Congreso dividido o en manos de la oposición significaría un período de intensa confrontación política, con pocas probabilidades de avanzar en reformas significativas.
Con varios escaños clave en juego y un escenario político cada vez más polarizado, las elecciones del 5 de noviembre podrían redefinir el equilibrio de poder en Estados Unidos, afectando tanto a la presidencia como a las instituciones legislativas.
La atención estará puesta en cómo se desarrollen estas contiendas y en el impacto que tendrán en el futuro inmediato del país.
Los resultados podrían llevar a EE. UU. hacia un periodo de mayor polarización o, quizá, a un nuevo equilibrio político. Queda por ver cómo se compaginarán estos resultados con la voluntad del electorado y los desafíos que enfrentan ambos partidos.
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