La decisión de la Corte Penal Internacional (CPI) de emitir órdenes de arresto contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y su exministro de Defensa, Yoav Gallant, por crímenes de guerra en Gaza, ha provocado respuestas divididas a nivel internacional.
Mientras algunos países rechazan la medida, otros la respaldan como un avance en la justicia internacional.
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El CPI acusa a Netanyahu y Gallant de crímenes que incluyen el uso del hambre como arma de guerra, ataques deliberados contra civiles y crímenes contra la humanidad, como exterminio y persecución.
También se emitió una orden contra el líder de Hamás, Mohammed Deif, por el ataque del 7 de octubre de 2023 que dejó más de 1.200 muertos y 250 secuestrados en Israel.
EE.UU LIDERÓ EL RECHAZO
Estados Unidos lidera el rechazo, calificando la decisión del IPC como «escandalosa». El presidente Joe Biden afirmó que no existe equivalencia entre Israel y Hamás y reiteró su apoyo incondicional a Israel. En Europa, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, también criticó la medida, considerándola «cínica» y garantizando que no se aplicará en Hungría.
Otros países, como Argentina y Paraguay, también expresaron su desaprobación. El presidente argentino, Javier Milei, sostuvo que la orden ignora el derecho legítimo de Israel a defenderse. Sin embargo, líderes como António Guterres, secretario general de la ONU, destacaron la independencia del PCI, aunque evitó profundizar en las implicaciones de las órdenes.
UNIÓN EUROPEA RESPALDARON LA DECISIÓN
En contraste, varias naciones y organismos internacionales respaldaron la decisión. La Unión Europea, Francia, Irlanda, Colombia, Jordania y Sudáfrica, entre otros, subrayaron la importancia de respetar y aplicar las resoluciones del tribunal. Países Bajos e Italia adoptaron una postura más firme, asegurando que arrestarían a Netanyahu si ingresara en su territorio.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, enfatizó que su país cumple las leyes internacionales y apoya las decisiones de los tribunales internacionales, mientras que China respaldó todos los esfuerzos que contribuyen a la justicia en Palestina.
Esta división refleja las tensiones geopolíticas y éticas en torno al conflicto en Gaza, marcando un nuevo capítulo en la relación entre Israel, sus aliados y la justicia internacional
