Rumanía se prepara para repetir las elecciones presidenciales el próximo 4 de mayo, luego de que la Justicia anulara los resultados de la primera vuelta celebrada en noviembre pasado por indicios de injerencia rusa.
La decisión generó una profunda crisis política en el país balcánico, marcado por tensiones entre los principales partidos y la sombra de la manipulación externa.
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El candidato ultranacionalista Calin Georgescu, quien obtuvo el 23 % de los votos en los comicios de noviembre, está en el centro del escándalo.
Según el Servicio Rumano de Inteligencia (SRI), su campaña habría recibido apoyo directo de Rusia, utilizando estrategias de desinformación y redes sociales para influir en los resultados. Georgescu, que niega las acusaciones, ha apelado la anulación ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, aunque aún no se confirma si podrá postularse nuevamente.
NUEVOS COMICIOS
La repetición de las elecciones llega en un contexto de coalición gubernamental encabezada por el primer ministro socialdemócrata Marcel Coliacu, quien lidera un ejecutivo compuesto por el PSD, el partido conservador-liberal PNL, el UDMR y otras minorías. La alianza respaldará a Crin Antonescu, del PNL, como candidato común.
Además de los comicios presidenciales, se llevarán a cabo elecciones parciales en 13 municipios para renovar ayuntamientos y consejos provinciales.
En ese sentido, las autoridades rumanas prometieron reforzar las medidas de seguridad electorales para garantizar la integridad del proceso.
La posible influencia rusa en las elecciones presidenciales de Rumanía suscitó además preocupación internacional, destacando la vulnerabilidad de las democracias frente a operaciones de interferencia extranjera en Europa del Este.