El conflicto en Siria continúa escalando con violentos enfrentamientos entre las fuerzas del nuevo Gobierno y combatientes leales al expresidente Bashar al-Assad. En los últimos dos días, al menos 237 personas han muerto, incluyendo 142 civiles, en la región costera de Latakia y la ciudad de Tartus, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). Entre las víctimas se cuentan 50 miembros del nuevo Gobierno y 45 insurgentes afiliados al ejército del régimen derrocado.
UNA INSURGENCIA EN ASCENSO
El nuevo Gobierno sirio, liderado por islamistas, enfrenta su mayor desafío desde que tomó el poder en diciembre de 2024. En respuesta a la creciente insurgencia alauita, se desplegaron tropas adicionales el viernes 7 de marzo para contener la violencia y recuperar áreas que han caído fuera del control gubernamental. Según el OSDH, las fuerzas de seguridad han lanzado operaciones para frenar la insurgencia liderada por Souheil al-Hassan, excomandante de una unidad de élite de al-Assad.
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Los combates se intensificaron el jueves 6 de marzo cuando residentes locales impidieron el arresto de un presunto traficante de armas. Como resultado, las fuerzas de seguridad se enfrentaron con combatientes alauitas, desatando una serie de enfrentamientos que se extendieron a varias ciudades y pueblos costeros.
#Siria Intensos combates entre fuerzas lideradas por HTS y grupos armados asociados con el antiguo ejército sirio han dejado al menos 71 muertos en Latakia, Tartous y Jableh, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH).
HTS ha desplegado refuerzos, retomando el… pic.twitter.com/wzIQcPD0YV
— Realpolitik (@realpolitikinfo) March 7, 2025
REGIONES FUERA DE CONTROL
Las zonas afectadas, donde la minoría alauita ha predominado históricamente, han respaldado al régimen de al-Assad durante más de dos décadas. Actualmente, el OSDH informa que el nuevo Gobierno de Siria aún no controla varias áreas, incluidas las afueras de Baniyas, Jableh y Qardaha, la ciudad natal de al-Assad.
Un residente de Latakia informó a Reuters que la ciudad sufrió intensos combates durante 12 horas consecutivas, mientras que en Tartus se escuchóon fuertes disparos cuando las tropas gubernamentales ingresaron en la mañana del viernes. Según una fuente de seguridad, las fuerzas del Gobierno lograron finalmente ingresar a Latakia el 7 de marzo, después de que el día anterior se vieron impedidas por cortes en las carreteras.
Ante el deterioro de la situación, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia expresó su preocupación y pidió a todos los líderes sirios que trabajen para detener la violencia. Rusia ha sido un aliado clave del régimen de al-Assad y actualmente acoge al expresidente en su exilio.
CRECIENTE TENSIÓN SECTARIA
Desde la caída de al-Assad en diciembre de 2024, se han registrado ataques contra la comunidad alauita, a pesar de que el nuevo Gobierno asegura rechazar la venganza sectaria. La administración de Ahmed al-Sharaa, presidente interino desde enero de 2025, se ha comprometido a gobernar de manera inclusiva, pero no ha sostenido reuniones con líderes alauitas de alto rango, lo que ha generado inquietud en esta comunidad.
El Consejo Islámico Alauita responsabilizó al Gobierno por la violencia y pidió que la región costera sea puesta bajo supervisión de la ONU. Expertos advierten que la escalada del conflicto podría reavivar las tensiones sectarias en el país y profundizar la crisis humanitaria.
A medida que las fuerzas de seguridad intentan restablecer el control, el futuro de Siria sigue siendo incierto, con el temor de que el conflicto derive en un nuevo ciclo de violencia prolongada.