La impunidad en el homicidio de periodistas, según la UNESCO, alcanza un 85% en todo el mundo, una cifra alarmante que debe motivar a los gobiernos a proteger a los comunicadores y evitar la persecución contra ellos.
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El informe señala un aumento de la violencia contra periodistas en América Latina y una preocupante tendencia: el número más alto de asesinatos de mujeres periodistas en los últimos siete años, según Reporteros Sin Fronteras.
Además, la impunidad sigue siendo un gran obstáculo, especialmente en aquellos casos en los que no se ha determinado la autoría intelectual de los homicidios.
En algunos casos, los sicarios enfrentan procesos judiciales, pero en la mayoría no hay información clara sobre los autores intelectuales.
Organizaciones estadounidenses han destacado que una de las funciones principales del periodismo es la fiscalización ciudadana del poder público.
Los delitos contra periodistas se vuelven cada vez más impunes, especialmente a medida que las democracias se erosionan y aumentan los regímenes autoritarios.
No solo se trata de asesinatos, sino también de faltas al debido proceso, desapariciones forzadas e incluso censura.
CADA CUATRO DÍAS ASESINAN A UN PERIODISTA
El estudio muestra que entre 2021 y 2023, cada cuatro días fue asesinado un periodista en alguna parte del mundo, lo cual representa una grave amenaza a las libertades civiles, según activistas.
Esta situación permite, en algunos contextos, «tener licencia para matar periodistas», lo que constituye una de las formas más crudas de acabar con una democracia.
Sin periodistas y con ciudadanos amedrentados, la sociedad queda vulnerable ante los regímenes autoritarios.
Al respecto, el Departamento de Estado de los Estados Unidos ha condenado este tipo de ataques. En un comunicado, el gobierno estadounidense afirmó que los periodistas imparciales son esenciales para informar al público y garantizar una gobernanza responsable, especialmente durante las crisis y emergencias.